La vuelta a las aulas cuesta entre 20.000 y 140.000 pesetas por alumno
Los libros de texto de un curso salen por unas pesetas y 9.500 el material escolar
Comienzan las clases y vuelven los gastos. Entre el equipamiento, el transporte, la ropa y los comedores, la llegada a las aulas costará por alumno una media de 20.000 pesetas en un centro público, de 100.000 en uno concertado y de 120.000 en uno privado, según un estudio de la Unión de Consumidores de España (UCE).Un total de 129.308 niños de Educación Infantil, 509.247 de Eduación Primaria y 36.800 de Secundaria Obligatoria llenarán desde el día 15 los colegios y las aulas de la Comunidad. A ellos hay que añadir los mayores: 312.000 alumnos de BUP, COU y FP que se incorporarán a centros e institutos desde mediados de septiembre hasta principios de octubre.Novedades. Ocho nuevos centros educativos se sumarán este año a los 2.445 que funcionan en la Comunidad. Para los más pequeños, dos colegios de Educación Infantil'y Primaria -El Enebral, en Collado Villalba, y Aldebarán, en Tres Cantos- Y seis institutos de Educación Secundaria en Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Móstoles, Parla, Rivas-Vaciamadrid y San Martín de la Vega.
Este curso, el número de alumnos por profesor en Madrid ha descendido. Cada docente impartirá clases a 20 alumnos. En el resto de España, la media es de 25 estudiantes por. profesor. Los padres de todo este ejército de casi un millón de estudiantes madrileños han desembolsado (o lo tendrán que hacer) de 20.000 a 140.000 pesetas por cada hijo.
PASA A LAS PÁGINAS 4 Y 5
Madrid es la ciudad más cara para equipar a un niño
VIENE DE LA PAGINA 1Según la UCE, Madrid es la ciudad más cara para equipar a un niño en su vuelta a las aulas. Enviar a un niño a un colegio privado -sin contar con las mensualidades- puede llegar a costar 140.000 pesetas (20.000 más que en el resto de España, salvo Cataluña). Si el colegio es concertado, el precio máximo es de 100.000, y si el niño va a un colegio público, los costes se reducen, pero es difícil gastarse menos de 20.000 pesetas en los primeros días. Se incluyen los precios de uniforme, libros, material escolar, transporte escolar y comedores.
Lo más caro, el atuendo. Los precios varían, pero aquí va una media: babi (3.900), pichi (9.000), camisa (2.400), jersey o rebeca (4.000), falda, (7.000), pantalones (4.950), zapatos (4.000), calcetines (1.000), chándal (10.000), zapatillas de deporte (3.500) y abrigo (20.000). El resultado total de lo que cuesta el vestuario depende de la cantidad de prendas exigidas por los colegios. Hay centros, como el Mirabal, de Madrid, en donde los niños tienen que adquirir hasta un tipo determinado de traje de baño. A pesar de todo, a Ana Ley, de 34 años, madre de dos alumnos de este colegio, no le parece mal: "Me gusta lo del uniforme; es cómodo y símbolo de orden y organización", respondía esta. madre, que paga por cada traje escolar "alrededor de 50.000 pesetas". El atuendo completo del colegio Mirabal consta, además del bañador, de 12 piezas. La madre confiesa, sin embargo, que a pesar de la comodidad "hay uniformes tétricos y horribles". "El de mis hijas es intermedio; el más bonito, el del colegio privado Montessori". Esta señora se refiere al uniforme del centro privado English Montessori School, con 430 alumnos inscritos este año, a los que les cuesta unas 600.000 pesetas el curso completo. Las niñas lucen falda azul marino y los niños pantalón del mismo color. Ambog se combinan con un jersey de color verde chillón con un rombo rojo colocado en el pecho. El chándal es rojo con el adorno en verde. "Es el más peculiar de todos por sus colores", explica Lola Vicens, responsable del departamento de imagen y Comunicación del colegio. "Además es un uniforme muy cómodo y evita el problema de qué se les pone cada día a los niños, sobre todo a las niñas, que son más presumidas. En el colegio todos los niños son iguales y, por tanto, van iguales. No hay diferencias" añade Vicens.
En el barrio de Bilbao, la madre de tres alumnos del colegio de San José, en la calle de Emilio Ferrari (más conocido en el barrio por las salesianas), hace encaje de bolillos con las. cuentas para vestir a sus tres hijos.
Comprando las prendas en las mercerías situadas alrededor del colegio, arreglando de aquí para que el pantalón del mayor sirva al más pequeño y componiendo de acá para que la mediana se arregle con algo del año pasado, consigue Teresa Aranda no gastarse más de 60.000 pesetas entre los tres.
170 uniformes en la tienda
Ni siquiera en la Concejalía de Educación de la Comunidad saben cuántos colegios de los 542 que hay en. la región entre concertados y privados obligan a sus estudiantes a vestir igual. Quien sí tiene datos al respecto es un gran almacén de Madrid, que dispone de un impresionante libro en donde están anotados los modelos y las normas de 170 colegios. "Debe de haber más", confesaba uno de los empleados. "Éstos son sólo los que tenemos nosotros", añadía. Alrededor de este empleado revoloteaban la semana pasada un buen número de madres y alumnas en busca de uniforme. Era difícil encontrar, tanto por parte de las madres como de los estudiantes, quien estuviera en contra del traje obligado. Las madres apelaban a la comodidad y a que en el fondo sale más barato, debido a que ya no tienen que comprar más a lo largo del año. "Hasta los 19 años, hace dos años, lo llevé, y nunca me cansé", contaba Sonia Prieto, que en la actualidad estudia FP. "No me importaría nada tener que ponérmelo ahora", prosigue la alumna. "Es una manera de que no haya discriminación", añade.
Tampoco en las asociaciones de padres se manifiestan en contra de esta prenda. "Yo he tenido, ocho hijos, todos han ido a colegios privados, todos han llevado uniforme y siempre he estado encantada", comentaba Carmen Alvear, presidenta de la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (Concapa). "Es lo más práctico y lo más barato, y además, no crea competencia", añade. "No nos parece mal que los alumnos vayan vestidos todos igual", explica Francisco Delgado, presidente de la Confederación Española de Padres de Alumnos, "pero nuestra mayor crítica es para los centros que obligan a los padres a comprar las prendas en determinados centros", añade.
Pero también hay a quien le horroriza disfrazarse con un uniforme. "Tener que llevar uniforme es un castigo de Dios; los chicos ni nos miran, piensan que somos tontas y pijas por llevarlo", explica Raquel Marcos, de 13 años, quien volverá a ponerse su pichi azul marino este curso. En cambio, su amiga Cristina seguirá embutiéndose en sus vaqueros viejos. Esta joven estudia en un colegio público y asegura: "Afortunadamente mis padres no me torturan con este tema; no me gustan nada, son muy clasistas".
A quien tampoco le gustaban nada los uniformes, pero por otra razón, era a una niña de unos siete años a la que, en los probadores de un gran almacén madrileño, su madre trataba de ponerle un pichi gris. Nada más ver la prenda, la chiquilla rompió a llorar: "¡No, mamá, por favor, el colegio no!".
Libros de texto
Con la llegada del nuevo curso escolar, además de atuendo los estudiantes estrenan libros. La escena más común estos días en los grandes almacenes es la de los padres, papel arrugado en mano, repasando la lista de los textos. Cada familia se gasta por niño y curso un promedio de 15.000 pesetas en libros. A este precio hay que sumar el material escolar: mochila, estuches con pinturas, bolígrafos, rotuladores, gomas y afiladores, entre otros. El lote completo ronda las 9.500 pesetas.
Todos los cursos se repite la misma historia: los textos cambian de un ano para otro. Ésta es la queja generalizada, amén del dineral que invierten de los padres consultados por este periódico el jueves pasado mientras se abastecían de enseres en El Corte Inglés para el retorno al cole.
"Es agotador; tengo tres hijos y figúrate lo que me supone equiparlos. Es que no puedo aprovechar ni un libro del año pasado", se quejaba Ángeles Salas, madre de familia del barrio de la Concepción con tres niños en edad escolar.
Esta misma protesta queda reflejada en el informe elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que denuncia la continua sustitución de los textos de un curso para otro. Este hecho, apunta dicho informe, se justifica con el pretexto de un desfase del contenido del libro, lo que hace imposible el aprovechamiento de los ejemplares de hermanos de distintas edades. "Además. es la ley la que establece un plazo mínimo de vigencia de los textos en un centro de cuatro años, pero eso no se cumple" explica José María Múgica, responsable del área de Educación en la OCU. Por ello, dicha organización exige un mayor rigor por parte de la Inspección Técnica de Educación o del organismo competente en las comunidades autónomas con competencias educativas transferidas para el cumplimiento de estos plazos.
El monopolio de los libros de texto es otro de los puntos que aborda el escrito. Y explica que si bien existe libertad de precios en los textos escolares y materiales curriculares, la realidad es que se produce en la práctica una situación de "monopolios compartidos" que hace imposible que el consumidor ejerza, con su decisión de compra, como factor limitador de los precios.
En un análisis efectuado por la OCU, se ha constatado diferencias de hasta un 87% en los precios del material escolar. "Es indignante que los padres, como consumidores, no puedan elegir el libro más barato, sino aquel que le obligan", relata el portavoz Múgica. La OCU sostiene que los libros de texto deberían ser considerados bien de primera necesidad y estar sometidos a un estricto régimen de precios autorizados.
EL PAíS ha comparado la lista de los libros de texto exhibidos en El Corte Inglés para tercero de primaria de las seis editoriales -Santillana, - Anaya, Edelvives, SM, Bruño y Edebé- más solicitadas por los colegios. Ninguna editorial mantiene los mismos precios y la mayoría, además del libro de texto, endosa a los alumnos el cuadernillo de ejercicios.
Los libros más baratos de tercero de primaria Conocimiento del medio, Inglés, Lengua, Matemáticas, Música, Plástica y Religión (más cuadernillos de ejercicios)- los ofrece la editorial SM a 11. 3 5 5 pesetas. Le sigue en precio Anaya con 12.345 pesetas. El mismo curso en la editorial Bruno cuesta. 13.050 y Santillana sale por 13.385 pesetas. Más caras son Edebé, con el lote a 15.135, y Edelvives a 15.386 pesetas.
Diferencias de precio
La diferencia de precio en un mismo libro resulta chocante. El ejemplar de la asignatura Conocimiento del medio varía en las seis editoriales: el más barato lo ofrece SM por 1.850 pesetas. El de Bruño cuesta 2. 100 pesetas; el libro de Edebé, -2.137 pesetas. Edelvives ofrece además el cuaderno de ejercicios por 2.305 pesetas; Anaya y su cuaderno cuesta 2.540 pesetas; Santillana con el cuaderno de trabajo, 2.790 pesetas; y 5.329 pesetas cuesta el de Vicens Vives, que además añade el libro de Actividades.
Las exigencias de los colegios son bastante dispares. EL PAÍS revisó en los catálogos de El Corte Inglés las listas de los libros de texto de segundo de educación primaria (41 EGB) de tres colegios madrileños. Así, los libros de dicho nivel del Real Colegio Nuestra Señora de Loreto (O'Donnell, 6) cuestan 15.010 pesetas, incluido el ejemplar exigido de La Biblia contada a los niños. A los alumnos del mismo nivel que acuden al colegio Sagrada Familia (Jorge Juan, 165) les cuestan los libros 12.309 pesetas y a los matriculados en La Inmaculada, Madres Escolapias (Navalperal), les salen por
15.802 pesetas.
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