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La adicción al poder, el sexo, el juego o las drogas tiene base genética Acuerdo entre Sanidad y los farmacéuticos

El subsecretario del Ministerio de Sanidad, José Luis Temes, y el presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, Pedro Capilla, firmaron ayer un acuerdo en el. que éstos últimos se comprometieron a aportar una colaboración económica equivalente al 2% de su facturación a la Seguridad Social durante los próximos tres años.

Los mecanismos que permiten el placer inducen a los seres vivos a actuar para que se vuelva a repetir y también son los culpables de que estas conductas puedan generar adicción; los expertos creen que esta adicción tiene una base genética, ya que no todos los que sienten placeres debidos al poder, el sexo, el juego o las drogas se vuelven adictos a ellos.

Según los participantes en el curso sobre Emociones, droga y cerebro, celebrado esta semana en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, estos mecanismos, que tienen un importante papel en la supervivencia del individuo y de la especie, no se activan únicamente para esos fines: "Cuando una persona disfruta tomando drogas y se vuelve adicta, se disparan los mismos procesos", afirma el fisiólogo Francisco Mora, de la Universidad Complutense.

El circuito del placer en el cerebro recorre un conjunto de estructuras agrupadas bajo el nombre de sistema límbico, y en ellas actúan una larga serie de sustancias químicas que se liberan de modo natural al sentir placer. Son las mismas que inducen al organismo a repetir lo que le ha gustado. Para Manuel Mas, fisiólogo de la Universidad de La Laguna, así se explica que conductas placenteras como el sexo puedan convertirse en adictivas.

Activación de circuitos

Jesús Flórez, farmacólogo de la Universidad de Cantabria, incluye además el poder, el, dinero y el juego dentro de las conductas y sensaciones que pueden provocar adicción y "tanto mono como una droga". "La drogadicción es intrínseca a la naturaleza humana", dice este experto, "desde el momento en que tenemos circuitos que nos llevan a querer disfrutar" y que pueden ser activados por sustancias químicas generadas por el propio organismo o ajenas a él.Desde aquí, la relación es directa: si están empezando a identificarse ya las sustancias que median en el placer, y son las mismas que las conductas adictivas, "podemos crear fármacos que bloqueen estas sustancias y emplearlos para eliminar la adicción", señala Mora.

Algunos de estos fármacos ya están disponibles, como la naltrexona, aunque no siempre funcionan porque las cosas no son tan sencillas. Si hacia mediados de los setenta se creía que sólo se liberaba una sustancia llamada dopamina, ahora empiezan a cobrar relevancia otras moléculas que complican el panorama.

Pero, en todo caso, "sin duda", resalta Flórez, "debe haber factores genéticos hoy desconocidos que influyan en el estado de sensibilidad y en el funciona miento de los mecanismos cerebrales responsables de la conducta relacionada con la motivación", y señala que no se han realizado intencionalmente experimentos en humanos porque "estaríamos jugando con fuego". Con las nuevas técnicas que permiten profundizar en la supermolécula de ADN podrán los in vestigadores tratar de identificar los genes implicados.

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