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"Cuando el cine es muy español, acaba por no ser cine dice García Sánchez

El director señala a Valle-Inclán como cronista de la España negra

La frase del día, en el seminario que sobre la España negra se está desarrollando en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMT), de Santander, fue pronunciada por José Luis García Sánchez. Coguionista de Belle époque y prolífico cineasta, en cuya filmografía sé incluyen títulos como Dolores, La corte. del faraón y las adaptaciones de Valle-Inclán Divinas palabras y Tirano Banderas, García Sánchez dijo que "cuando el cine español es muy bueno acaba por no ser español, y cuando es muy español acaba por no ser cine".

"Me parece que España ha sido negra durante muchos siglos", afirmó García Sánchez, "pero que surgiera gente capaz de reflexionar sobre ello eso ocurrió a finales del siglo pasado, y coincidió con el nacimiento del cine". Distanciándose de gran parte de la generación del 98 -"falangistas arrepentidos, con sus proclamas de dolor por España"-, centróse en la influencia en el cine de esa mirada distinta que atribuyó, sobre todo, a Gutiérrez Solana y a Valle-Inclán. "La España negra se ha retratado tan bien porque los que lo hacían formaban parte de ella. Valle-Inclán no era más que un jodío manco muerto de hambre que pertenecía al ruedo ibérico".Aparte de mencionar los filmes que sobre la España negra realizó Luis Buñuel -Los olvidados y Tierra sin pan-, García Sánchez abrió, una divertida línea de discusión cuando se refirió a las aportaciones involuntarias -y numerosas- que el cine español ha proporcionado sobre la España negra, centrándose en un previsible bodrio titulado Imposible para una solterona, que narra la historia de un adelgazamiento por amor, pero cuya escena inicial no se desarrolla en un gimnasio, sino en un restaurante económico en donde todo el mundo come macarrones.

El género chico -"un tipo de teatro que, como el de Valle-Inclán, no atrae en los estrenos a los directores de banco ni los gobernadores, porque está hecho para la gente"- también reclamó su atención, pero fueron, sobre todo, los enanos, y la feria como espacio para el bailongo, el cine, la diversión, los fenómenos y también la puñalada trapera y el drama.

A la charla siguió un animado coloquio, estimulado por la intervención de una señora a la que le viene doliendo España en todas las sesiones, y no se corta en intervenir a un promedio de 20 minutos por pregunta. La sugerencia de la dama, consistente en esconder a los enanos -a quienes llamó "minusválidos o inferiores"-, para que no los vean los extranjeros, arrancó divertidas contrarréplicas de un público que parece identificarse con la autocrítica hecha con humor y que reivindica la España del exceso y los contrastes ante la modernidad mal entendida.

Sin duda corrió la voz de que el asunto había: resultado animado, porque más tarde, cuando García Sánchez y su mujer, la cantautora Rosa León, se sentaron a descansar en el jardín de las caballerizas, chicos y chicas procedentes de otros cursos les rodearon para compartir un rato de charla. Se comprende; muchos de ellos procedían de seminarios titulados Medicina, biología y ciencias de la salud, Las cuentas del Estado de bienestar en España o Emociones, drogas y cerebro, y este último, encima, sin lecciones prácticas ni deberes para llevarse al cuarto.

Después de tanta oscuridad y tremendismo como ha desfilado por el aula dedicada a La España negra, la intervención vespertina de José Francisco Yvars, director del Instituto Valenciano de Arte Moderno, que reclama otras realidades españolas y otras formas de contemplarlas, fue como una brisa marina: su mirada de periférico sobre este seminario, contribuyó a airear el ambiente. En su alegato trazó un recorrido por los paisajistas e incitó al público a desconfiar de los tópicos, acabando con un "La moral del arte es la forma. ¡Y lo demás son pamemas!" que regocijó a la audiencia.

Según una encuesta de urgencia realizada por esta enviada especial, parece que la lujuria ha disminuido notablemente desde los tiempos en que Alfonso Guerra mandaba aquí a su novia, la restauradora, impregnando el ambiente de lascivia socialista. Ahora, la economía domina sobre las humanidades, y eso acaba por influir en el asunto hormonal. Por fortuna, acaba de aterrizar en el Festival Internacional de Santander la San Diego Youth Symphony, cuyos miembros están entre los 18 y los 30 años: el sueño de una periodista madura y melómana.

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