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TEMPESTAD POLÍTICA EN ITALIA

8 años y medio de cárcel para el ex primer ministro italiano Craxi

La condena a ocho años y medio de cárcel dictada ayer contra Bettino Craxi, ex primer ministro socialista -que lleva tres meses en Túnez-, y contra su antiguo delfin, Claudio Martelli, por el proceso sobre la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano cerró ayer un día negro para la clase política italiana.Por la mañana, Paolo Berlusconi, hermano del actual primer ministro, se entregaba a los jueces que habían ordenado su captura tres días antes. Tras varias horas de interrogatorio pasó a detención domiciliaria.

Casi de forma simultánea, el propio Silvio Berlusconi anunciaba su desvinculación total de su imperio económico, Fininvest, por el tiempo que dure su permanencia en el Gobierno.

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Curiosamente, la juez impuso al ex primer ministro la obligación de no abandonar Italia, una orden imposible de cumplir si se tiene en cuenta que Craxi, lleva unos tres meses en su residencia de Hamamet (Túnez) y que, desde allí, ha dado pruebas sobradas de que va a hacer todo lo posible para no volver y enfrentarse a la justicia.Por ejemplo, ya rechazó hace unas semanas la petición de entregar su pasaporte. Primero dijo que lo necesitaba para viajar por motivos de trabajo; luego presentó varios certificados médicos en los que se asegura que, a consecuencia de un infarto que sufrió hace un año sin darse cuenta, padece serias molestias, y que su diabetes crónica le ha causado graves problemas en una pierna.

El más conocido de los magistrados que se ocupan de la investigación Manos Limpias, Antonio di Pietro, dijo gráficamente, en la vista preliminar de otro proceso por corrupción política (el de las comisiones que frustaron la fusión de la empresa química Montedison con el ENI), que lo que tiene Bettino Craxi es un "forunculazo" que no le impide caminar.

Craxi, de 60 años, y Martelli, de 51, han sido encontrados culpables de haber cobrado en 1982 un soborno de unos 900 millones de pesetas para su partido con ocasión de un crédito de 6.500 millones concedido por el ENI, cuyos directivos eran socialistas, al Banco Ambrosiano.

Esta entidad privada quebró y su director, Roberto Calvi, fue hallado poco después ahorcado en un puente de Londres. Supuestamente, el soborno fue ingresado en la famosa cuenta protección de la Unión de Bancos Suizos. Según el fiscal de Milán, Craxi utilizó en parte estos fondos "con fines personales". Las primeras noticias sobre esta cuenta son de 1981, pero tuvieron que pasar 12 años hasta que los jueces de Manos, Limpias pudiesen averiguar quién era su beneficiario.

La oficina de Craxi en Roma difundió anoche una nota en la descalifica la condena. "No protesto ante la injusticia [de la sentencia] porque esto no tiene nada que ver con la justicia. La acusación es absurda. El procedimiento ha vulnerado todos los principios fundamentales de la defensa", reza el comunicado.

Pero la acusación es, desde ayer, es algo más: toda una condena a muchos años de cárcel, aunque sea en primera instancia.

La batalla judicial aún no ha concluido. Craxi aún dispone de dos instancias ante las que apelar antes de que la sentencia dictada por el tribunal de Milán sea firme. Pero la batalla será también política . El ex primer ministro sitúa la "persecución" de que es objeto en el marco de una situación en la que es activa una "corriente golpista" que amenaza a Italia.

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