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Los pescadores amenazan con bloquear los principales puertos del norte a partir del martes

Las cofradías de pescadores han decidido pasar a la ofensiva en la denominada guerra del bonito. Si hasta la noche del lunes el Gobierno no da satisfacción a sus demandas, unos 400 barcos bloquearán los principales puertos del norte y el noroeste de España para impedir la entrada y salida de todo tipo de mercancías y pasajeros. Piden que, en el plazo de 48 horas, el Gobierno prohiba la importación de bonito francés e irlandés y que los inspectores de la Unión Europea manden a tierra a los barcos franceses que faenan con redes ilegales.La decisión fue adoptada ayer por más de 500 representantes de las cofradías de pescadores del norte de España, reunidos en un hotel de Santander. Se trata de algo más que un ultimátum, ya que, según dijo el presidente de la Federación de Cofradías de Guipúzcoa, Juan María Urbieta, "han tenido ya tiempo suficiente" para solucionar el problema.

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El secretario general de Pesca, José Loira, convocó ayer tarde a los pescadores a una reunión urgente para mañana lunes. El objetivo de la reunión, según manifestó Loira a Radio Nacional, es intentar encontrar una solución negociada al conflicto del bonito, así como escuchar las reivindicaciones de los pescadores españoles para erradicar la utilización de redes ilegales por parte de los pescadores francese. "Espero y deseo que la flota pueda volver a faenar cuanto antes", afirmó Loira. El responsable de Pesca reconoció que las pérdidas que supone el amarre son "muy importantes".

'La Gabrielle', al 'Eridan'

La guerra del bonito estalló el pasado martes, cuando barcos pesqueros españoles. condujeron al volantero francés La Gabrielle al puerto de Burela (Lugo), tras detectar que faenaba con redes ilegales. El barco fue entregado posteriormente a las autoridades españolas y, ese mismo día, la Armada francesa respondió con la captura del barco español Francisco y Begoña, con base en Ondárroa, que ayer seguía retenido en el puerto bretón de Lorient. El remolcador de la Armada española Mahón entregó anoche al dragaminas francés Eridan la volantera La Gabrielle, para ser conducida a su puerto de amarre, en la isla de Yeu, donde está previsto que llegue hoy al mediodía.

Desde que estalló el conflicto, los atuneros españoles han permanecido con la flota amarrada. La asamblea de cofradías de pescadores decidió ayer proseguir en esta actitud y pasar a la ofensiva. "Haremos como los agricultores franceses cuando cerraron sus carreteras a los productos españoles", dijo el portavoz de la asamblea, Juan María Urbieta.

Unos 400 barcos atuneros y de cerco (bocarte, sardinas, etcétera) se situarán el próximo martes en las bocanas de los principales puertos del norte y el noroeste de España para impedir la entrada y salida de los barcos de mercancías y de pasajeros. El bloqueo de. los puertos "seguirá durante todo el tiempo que haga falta", según el portavoz.

La decisión no fue, sin embargo, unánime. Algunos representantes de las cofradías querían volver a la mar. Ha transcurrido ya casi una semana sin faenar y las pérdidas económicas -calculadas en unos 10.000 millones de pesetas- empiezan a hacer mella. La costera del bonito dura hasta final del verano y no salir ahora implica dar la campana prácticamente por terminada. No obstante, la mayoría de la asamblea votó a favor de llegar hasta el final".

Con la flota amarrada y la decisión de bloquear los puertos, las cofradías de pescadores mantendrán hasta la noche de mañana lunes la puerta abierta a que el Gobierno dé "las respuestas que hasta ahora no ha habido". En concreto, exigen "poderes amplios" para que los inspectores comunitarios puedan confiscar las redes ilegales, enviar los barcos infractores a tierra e imponer sanciones.

Exigen, sobre todo, que el Gobierno español prohíba la importación de atún francés e irlandés. La razón es que "incumplen la normativa europea y española sobre la longitud de las redes. Después, "venden el pescado que capturan de forma ilegal en España", y a un precio más barato. Además, los pescadores decidieron ayer pedir responsabilidades económicas "a las autoridades competentes" por el perjuicio que estas prácticas ocasionan a los faeneros españoles. Al mismo tiempo, quieren que se prohíba totalmente la pesca de arrastre en aguas españolas por parte de barcos comunitarios. Para asegurarse que el bonito francés no entre en España, los cofraderos han iniciado contactos con las empresas conserveras para que se sumen al bloqueo.

"Hasta derramar sangre"

El Gobierno no ha sido capaz de estar a la altura de las circunstancias y no ha sabido defender los intereses de los pescadores españoles en la guerra del bonito, aseguran los pescadores. Los representantes de las cofradías de pescadores se quejaban ayer así de la "pasividad" del Gobierno español frente a la contundencia del Ejecutivo francés. "Habrá acuerdos que desconocemos", decía uno de ellos, "parece que no quieren cabrearle por problemas distintos al de la pesca". Alguno recordó la contundencia del Gobierno alemán con el, asunto de los potitos. La Unión Europea respaldó la prohibición de comercializar en Alemania una marca de alimentos infantiles porque infringía sus normas sanitarias. El Gobierno español "no es capaz de imponerse en la guerra del bonito, cuando también se está infringiendo no sólo las normas españolas sino también las europeas".Los ánimos de los más de 500 pescadores reunidos ayer en Santander estaban por ello exaltados. Habían dejado sus barcos amarrados pero no la rudeza que se les atribuye. Aunque la asamblea fue a puerta cerrada las voces se oían a pocos metros de la puerta. "Llegaremos hasta a derramar la sangre" dijo su portavoz. El Gobierno español tiene ahora apenas dos días para demostrar si está a la altura de sus homólogo europeos.

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