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Los problemas de la cultura del Sur se discuten en Tenerife

"El Sur es una inmensa metáfora propiciada por el Norte; el patio trastero a la intemperie en que deposita sus mitificaciones y utopías", expresó el escritor portugués afincado en Lanzarote José Saramago, en la inauguración del curso Las metáforas del Sur, dirigido a lo largo de esta semana por el periodista y escritor Juan Cruz, en la universidad de verano de La Laguna, y que ayer fue clausurado con un recital de poesía de Mario Benedetti, quien definió a la televisión como "una dictadura en colores". "Representa", dijo, "el ojo ubicuo del Norte".

El escritor y diplomático chileno Jorge Edwards también participó en la sesión de ayer con una conferencia titulada El Sur de América y el Sur, en la que apeló a la necesidad de desmitificar la distancia entre culturas. "La lejanía siempre genera mitos que hay que combatir", dijo para definir la poesía de su paisano Pablo Neruda, prototípica del mediodía de Chile, como "una cartografía del Sur del Sur".

Según Saramago, el Sur permanece secuestrado de su propia autoconciencia de realidad, a causa de la carga de connotaciones que pesa sobre su esterotipo. "Para el Norte, el Sur es lo fácil; un paraíso material y carnal, representado por mujeres rollizas e indiscriminadamente dispuestas, y por hombres discretos y serviciales", afirmó. "Esto es así desde la utopía renacentista, siempre incardinada en el Sur, y desde el iluminismo del XVIII, que colocó el mito del buen salvaje en tierras meridionales y soleadas, difícilmente aplicable a los indígenas del Norte, como, esquimales o lapones".

Lo real es la pobreza

Por el contrario, el Sur real es la pobreza, y el problema comienza cuando ha perdido ya su topología específica: "El Sur se ha vuelto ubicuo. Habita como metáfora de ese placer utópico que se desliza en la mente de todos, y se encuentra ya como realidad en las bolsas de pobreza de los países más ricos del mundo", expuso Saramago, para preguntarse si es posible que el Sur se recobre. "¿Es todavía posible hacerse con una mitología del Sur no septentrional?", dejó abierto el interrogante, antes de exclamar: "Ojalá que no hayamos dimitido de nosotros mismos".Mario Benedetti ironizó que muchos países del Sur, y hasta del Norte, se encuentran hoy "en vías de subdesarrollo", y denunció que "la industria audiovisual del Norte -lo cual es una tautología- estereotipa al hombre sureño como holgazán y borracho, sólo pendiente de dormir la siesta".

Juan Cruz distinguió que "el Sur es la vida, mientras que el Norte es el cálculo sobre la vida. El mercado privativo de este último es en realidad un supermercado, material y simbólico, que engloba al mercado del Sur", dijo el autor de El sueño de Oslo. El hispanista africano Amadou Ndoye afirmó que el Sur "es la fuerza expresiva pero carece de los instrumentos necesarios para hacerse oír, en la medida en que el Norte ostenta el monopolio de la megafonía".

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