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Al borde del colapso la colaboración entre EE UU y Colombia en la lucha antidroga

Antonio Caño

Varios incidentes políticos graves ocurridos en los últimos días reflejan que Estados Unidos desconfia de la actitud de las autoridades colombianas en la lucha contra el narcotráfico, y eso ha colocado las relaciones entre ambos países, grandes aliados tradicionales contra la droga, al borde del colapso. El último de esos incidentes es la decisión del Senado estadounidense de obligar a que el presidente certifique la cooperación de Colombia en el combate contra el narcotráfico como condición para la aprobación de nuevas ayudas a ese país.Colombia considera esta decisión insultante. Su ministra de Exteriores, Noemí Sanín, ha advertido que, a menos que el presidente Bill Clinton la vete, el Gobierno colombiano interrumpirá por su cuenta toda forma de cooperación con Estados Unidos en el área del narcotráfico.

La decisión del Senado, aprobada en la noche del viernes por unanimidad, le da la razón al promotor de esa iniciativa, el republicano Jesse Helms, el miembro más derechista de la Cámara Alta norteamericana. La medida de la certificación presidencial equipara a Colombia con lo que hasta ahora sucedía con China en el campo de los derechos humanos o con otros países sobre cuyo comportamiento existen flagrantes dudas. Una decisión así obliga a que, cada año, el presidente se tenga que comprometerse personalmente con la política de la lucha antidroga que llevan a cabo las autoridades colombianas. Hasta el momento no existen indicaciones sobre cuál será la posición de Clinton.

El meollo de esta crisis radica en las acusaciones hechas contra el presidente electo de Colombia, Ernesto Samper. Cuando aparecieron las primeras cintas que relacionaban al candidato liberal con un intento de financiación por parte del cartel de Cali, la Administración norteamericana impartió enseguida instrucciones a su embajador en Colombia para que transmitiese el malestar estadounidense al recién elegido presidente. El embajador se reunió con Samper en medio de lo que fuentes diplomáticas han descrito como un ambiente extraordinariamente tenso: La explicación del político colombiano no satisfizo en absoluto a Washington.

Desde ese momento las relaciones con Colombia quedaron, de hecho, en suspenso. La dureza de EE UU fue aumentando a medida que las acusaciones contra Samper crecían también. En estos momentos casi se puede decir que Washington apuesta por que Samper no llegue a asumir la presidencia de Colombia.

Esta es la mayor crisis entré dos países que ya en ocasiones anteriores han chocado por sus diferentes puntos de vista sobre cómo enfocar la lucha contra las drogas. Washington se queja de que Colombia no hace lo suficiente para frenar la producción y Bogot, porque Washington no hace lo suficiente para detener el consumo.

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