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Entrevista:

"La humanidad ésta en la Edad Media"

Pocos son los artistas que pueden contar entre sus admiradores a Sting, Paul Simon, David Byrne, Mercedes Sosa, Pablo Milanés, David Bowie o Quincy Jones. "Canta Milton, no es posible que las estrellas continúen impasibles", escribió en uno de sus poemas el obispo Pedro Casaldáliga. Y el cineasta Ruy Guerra asegura que "Milton grita de sufrimiento y de alegría como una mujer que da a luz". Milton Nascimento nació en Río de Janeiro en 1942 pero fue adoptado por una familia blanca y creció en Trés Pontas, una pequeña población del interior de Minas Gerais. Desde que se presentó con Travessia en 1967, ha ido ganándose el respeto de los mejores músicos del mundo. Sus extraordinarias grabaciones de los setenta están siendo remasterizadas en los estudios Abbey Road y su, actual gira finaliza en el festival de Woodstock.Pregunta. ¿Qué recuerdos guarda de la Missa dos Quilombos ante la catedral de Santiago de Compostela?

Respuesta. Aquello fue una cosa mágica, parecía que no estábamos en la tierra. Creo que el apóstol nos bendijo porque justo cuando estábamos a punto de empezar a cantar un fragmento que dice "ha llegado la hora...", sonaron las doce campanadas de la catedral.

P. En Angelus figura Novena, la primera canción que escribió hace casi 30 años y que no había grabado hasta ahora.

R. La grabé con Pat Metheny, Herbie Hancock, Ron Carter, Robertinho Silva y Jack de Johnette. Hubo dos tomas buenas. Yo quería quedarme con la primera pero la segunda ganó por goleada.

P. Esa canción tiene una historia curiosa.

R. Yo tocaba el contrabajo en un bar con un trío de jazz y hacíamos arreglos de temas conocidos. Una noche hablé con Marcio Borges al que había visto algunas veces. Me dijo que si escuchaba realmente lo que estaba tocando iba a ver que eran ya otras canciones. Nos hicimos amigos y fuimos un día a ver Jules et Jim, la película de Truffaut, con Jeanne Moreau. A la salida del cine le dije a Márcio: "Ya es hora de hacer alguna cosa". En su cuarto compusimos Novena. Y de repente me veo grabándola con personas, con las que nunca imaginé que iba a encontrarme ni siquiera por la calle.

P. ¿Acabó por conocer a Jeanne Moreau?

R. Tengo un amigo en Nueva York al que yo siempre le pedía que me llevara a lugares que había visto en películas de cine. Un día pasó a recogerme en el hotel para ir a casa de una amiga suya. Llamó al timbre y quien habló la puerta fue Jeanne Moreau. Le conté lo de Jules et Jim y ella dijo: "Qué cosas, estar aquí haciendo un trabajo que llega al alma de una persona que vive en otro lugar. Ahora le toca a usted". Y se deslizaron unas lágrimas por sus ojos. Yo odio el té pero me tomé todo el que me ofreció. Si hubiera querido que saltara por la ventana, lo habría hecho.

P. En su disco Miltons (1988) le dedicó una canción al actor River Phoenix. ¿Cómo vivió su fallecimiento?

R. Cada vez que un amigo muere se va con él un pedazo de nosotros. Aún no consigo creer que haya ocurrido. Tampoco lo de Ayrton Senna, que era un gran amigo mío. Estuve hace poco con la familia de River, hablando con la madre y me contó cosas hermosas. Me reconfortó más que yo a ella.

P. Contribuye a organizaciones humanitarias y ecológicas como Amnistía Internacional o Greenpeace, pero ¿cómo ve el futuro?

R. Estamos llegando al año 2000 pero la humanidad está con la cabeza en la Edad Media.

P. ¿Es cierto que le suspendieron de canto en la escuela?

R. Yo tenía 10 u 11 años y estaba estudiando en Río. Cuando llegaron las notas me habían suspendido en canto. Como mi madre me echaba de menos, volví a Tres Pontas y entré en otro colegio. Mis otras notas eran muy buenas, así que me hicieron una prueba. Canté Riders in the sky a capella y el profesor, que sin duda se temía lo peor, acabó llorando de emoción.

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