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IV CUMBRE IBEROAMERICANA

González pide a Castro que acelere el cambio

ENVIADA ESPECIALNunca antes una guayabera había creado tanta expectación. Cuando el presidente cubano, Fidel Castro, salió del hotel Hilton de Cartagena de Indias rumbo a la apertura de la IV Cumbre Iberoamericana, todos los ojos se posaron en su camisa blanca de manga larga. Los pantalones, eso sí, eran de uniforme militar de gala. Castro acababa de entrevistarse con el presidente español, Felipe González. Allí expresó su voluntad de seguir con las reformas económicas, que a veces, dijo, "pesan mucho". De cambios políticos, según un portavoz, no se habló en detalle.

A falta de mayores pronunciamientos, la indumentaria del comandante quiso interpretarse como todo un símbolo, aunque todavía no se sabe muy bien de qué. Algunos rumores aseguran que Felipe González bromeó con Castro cuando apareció vestido de esa guisa. "No te conozco", le dijo.Fue el comienzo de una entrevista cordial, sin más adjetivos, en palabras de un portavoz oficial. El encuentro había sido solicitado por el dirigente cubano durante la última cumbre, celebrada en Salvador de Bahía (Brasil) en 1993. En la cita estuvieron presentes, además, los ministros de Exteriores de ambos países, Javier Solana y Roberto Robaina, y el presidente de la Asamblea cubana, Ricardo Alarcón. Del resumen de la entrevista realizado por un portavoz se deduce que apenas se trató la cuestión de la reforma política cubana: Castro informó de la evolución económica, resaltando las dificultades que atraviesa la isla, y González anunció la disposición española de seguir con el asesoramiento técnico en las reformas emprendidas.

El jefe del Gobierno español reiteró a Castro su deseo de que estos cambios económicos desemboquen en la modificación de "las circunstancias políticas" cubanas, de forma que pueda lograrse la plena integración de la isla "en el conjunto iberoamericano". Aparentemente, no hay plazos. Castro y González trataron la situación de los 138 cubanos refugiados en las embajadas de Bélgica y Alemania, en La Habana. El presidente cubano aseguró que no permitiría la expansión de este tipo de situaciones. Las autoridades cubanas mantienen que por la fuerza ningún ciudadano obtendrá autorización para abandonar la isla.

Así las cosas, no parece que se haya avanzado a ritmo vertiginoso desde la primera reunión mantenida por Castro, González y el venezolano Carlos Andrés Pérez en Brasil en 1990. El presidente español aprovechó ayer su discurso en la apertura de la cumbre para tirar de las orejas al líder cubano, al instar a los presentes a estar "vigilantes" para evitar el surgimiento de "supuestos caudillos que presumen de conocer mejor al pueblo de lo que éste manifiesta en las urnas".

Críticas a Estados Unidos

Castro pronunció un discurso centrado en Estados Unidos: la exclusión de Cuba de la cumbre americana convocada por Bill C11inton en Miami el próximo diciembre, le sirvió de arranque para rechazar con dureza el intervencionismo político y económico norteamericano en Latinoamérica e instar a EE UU a participar en el desarrollo del continente desde el respeto político y el intercambio económico justo.La cuestión cubana se ha convertido en uno de los ejes esenciales de las cuatro cumbres celebradas hasta ahora. El impulso al cambio político en la isla ha involucrado, además de a España y Venezuela, al presidente colombiano, César Gaviria; al mexicano, Carlos Salinas de Gortari, que llegó el domingo a Cartagena tras pasar por Cuba y, en estos momentos, a los mandatarios centroamericanos, que han expresado su disposición a entrevistarse conjuntamente con Castro.

Cuba está, aparentemente, más arropada ahora que en otras cumbres. Al firme pronunciamiento en favor de la "democracia representativa" de la cumbre de Madrid de 1992, donde Castro estuvo más aislado, al menos formalmente, siguió en Bahía la condena al embargo que EE UU mantiene contra Cuba: el artículo 68 de las conclusiones rechaza la aplicación de castigos económicos como vía de presión política. Ahora, en Cartagena, la mención al embargo se encuentra de nuevo en el documento final, según fuentes oficiales españolas. Será una condena en términos genéricos, pero, obviamente, referida a Cuba.

El presidente Gaviria dejaba clara días atrás la tónica de este encuentro de Cartagena: con Cuba, dijo, se va a hablar, no a presionar. Los canales de diálogo se mantienen abiertos. Tan es así que varias delegaciones han puesto ya sus ojos en el futuro reingreso de Cuba en la Organización de Estados Americanos, de donde fue apartada en 1962 por iniciativa de EE UU. Una muestra de buena voluntad de Fidel, el apoyo de la comunidad iberoamericana y la presencia de Gaviria al frente de esta organización podrían hacer el milagro.

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