_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Se puede ver un agujero negro?

¿Se puede ver un agujero negro? Realmente no. Y es que esos extraños objetos se caracterizan, precisamente, por no dejar escapar nada de lo que hay dentro del horizonte que los define, ni la luz ni ninguna otra forma de materia o radiación. De ahí su nombre, y de ahí su invisibilidad.Un agujero negro es un objeto tan denso que su propia atracción gravitatoria impide el escape. Tan fantásticamente denso, que se sitúa fuera de la intuición y de la experiencia humanas. Sólo si la masa entera de la Tierra, por ejemplo, estuviera concentrada en una esfera. de apenas un centímetro de radio, sería un diminuto agujero negro.

Esa enorme concentración de materia produce enormes distorsiones en la estructura del espacio-tiempo, de modo que las propiedades de la región que ocupa son extrañas a nuestra experiencia cotidiana, desafían nuestra imaginación y nos hacen caer en paradojas y contradicciones. En todo caso, su estudio es complejo, requiere situarse en el marco de la relatividad general, que predice su existencia, e incluso de la mecánica cuántica, que podría modificar algunas de sus propiedades más características, como su completa negritud.

Su invisibilidad paradójica, puesto que no se debe a la tenuidad de la materia que lo compone, sino a su inmensa concentración, junto con su voracidad gravitatoria, que le permite tragar materia situada en sus proximidades y hacerla desaparecer literalmente de nuestra vista cuando traspasa su horizonte, ha popularizado el nombre y la idea misma de estos hipotéticos objetos, convirtiéndolos en metáfora comúnPero entonces, ¿cómo podemos verificar su existencia? Desde luego, no directamente, sino a través de los efectos sobre su entorno, que sí nos son asequibles, deduciendo las propiedades del objeto que los produce, aunque él mismo se nos escape. Así, su existencia será difícilmente establecida de modo definitivo; se irá manifestando por acumulación progresiva de evidencias independientes, incompatibles con cualquier otra explicación.

Hace años que vienen estudiándose ciertos sistemas binarios de dos estrellas, una de las cuales es invisible. A partir de las perturbaciones sobre el movimiento de la otra, puede determinarse su masa, que en algunos casos es el doble o el triple de la del Sol, Y su tamaño, de sólo algunos kilómetros de diámetro. Se trataría, en este caso, del estadio final de la vida de una estrella muy masiva, compañera de la que hoyes visible y que, tras completar su ciclo vital, colapsa produciendo una supernova dejando en su centro un núcleo estelar inmensamente denso, un agujero negro.

Pero los científicos piensan que en el centro de muchas galaxias pueden haberse formado, por acumulación gravitatoria, agujeros negros muy masivos que absorben la abundante materia de su entorno. Hace unos días se anunciaba una observación realizada con el telescopio Hubble, felizmente reparado, del centro de una galaxia próxima (entiendan, por favor, lo que significa próxima en un contexto galáctico). En dicha región, que ya había atraído la atención de los científicos por su tremenda actividad, puede verse un enorme torbellino de materia que gira rápidamente y parece ir precipitándose hacia su invisible centro. La configuración de lo observado requiere que en ese centro se encuentre un objeto compacto con una masa de algunos miles de millones de veces mayor que la del Sol. No podemos imaginar algo con esas propiedades que no sea un agujero negro. No es la primera ocasión en que el Hubble nos trae la imagen de algo que podría ser un agujero negro, aunque sí la más concluyente. Así, a medida que éste mejore sus prestaciones y dirija su poderosa mirada hacia objetos similares, nuestra confianza en

u existencia irá aumentando.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_