"Uno piensa con la nariz"
Cerca de 8.000 personas han vivido hasta ahora en varios países la experiencia de atravesar el laberinto de El hilo de Ariadna. Se trata de un montaje teatral donde el espectador entra solo en un largo túnel oscuro en busca del Minotauro, guiado por los olores y sensaciones de todo tipo que se le ofrecen. Enrique Vargas, un dramaturgo de larga experiencia, cree que esta obra, que se presenta en la Casa de América de Madrid desde hoy. al 29 de junio, es una forma de desentrañar el propio laberinto interior. La obra es una creación del Taller de Investigación Dramática de la Universidad Nacional de Colombia. La participación debe ser concertada con una cita previa llamando al teléfono 695.48.00.Pregunta. ¿Es teatro, performance o instalación artística su montaje El hilo de Ariadna?
Respuesta. La definición de qué es teatro o qué es artes plásticas va cambiando con la historia y con los tiempos. Cuando empecé este trabajo nunca me hice la pregunta de si estaba haciendo teatro o artes plásticas. En los años sesenta empezaron los happenings, y la idea del happening era chocar, impactar. Se hacían cruces de lenguajes multimedia. Pienso que un arte debe estar siempre al borde de sí mismo, frente a sus limitaciones. De otra forma no crece ni aprende. El hecho de que haya existido una preponderancia de lo visual y lo auditivo en ambos campos, y que lo visual sea tan agresivo en el teatro y el arte multimedia, limita la imaginación. La imaginación tiene más que ver con lo no visto, con lo no dicho.
P. Eran entonces las artes plásticas las que jugaban con un lenguaje teatral.
R. El problema con los happenings de esa época era que no permitían una dramaturgia, porque no había una tensión. Tú llegabas, te sobrecogían con una sensación -que generalmente era visual o auditiva-, pero no pasaba nada más. Para los adeptos podía ser una celebración, para los otros un choque o agresión, pero en ambos casos era una sensación unifocal. Y, por otro lado, las instalaciones de arte estaban en la misma búsqueda. El espectador se limita a contemplar la obra o el happening, y luego se pregunta qué debe pensar sobre ello. La experiencia se ve intermediada por un concepto, y con esto cercena la experiencia. Cuando tú hueles algo, de pronto te recuerda a la casa de tu abuela. Yo creo que uno piensa con la nariz.
P. Usted ha estado ofreciendo varios talleres sobre el olfato entre gente de teatro. ¿Para qué puede servir algo así?
R. Vivimos muy separados de nosotros mismos. Por un lado está el pensamiento racional, que está más conectado con lo visual. La neocorteza -el lugar adonde va la información visual- descansa sobre el sistema límbico -el área de la memoria y los sentimientos profundos- como un jinete que trata de gobernar un potro que no tiene riendas. Aparentemente, la neocorteza trata de gobernar nuestros sentimientos, emociones y memorias profundas, pero no puede. Hay como una arrogancia racional que nos hace daño en las arte. Uno ve este problema en los actores, que intelectualizan su trabajo y que no te llegan.
P. ¿Qué experiencia plantea al espectador El hilo de Ariadna?
R. El hilo de Ariadna es un viaje por el interior de tu propio laberinto. Creo que todos vivimos en un laberinto interior, y que, en la medida en que sintamos más esos vericuetos internos, mejor podremos conecta con el laberinto exterior, con mundo. Inicialmente tú entras como un espectador. En la segunda o tercera cámara ya eres un visitante. Después te vas convirtiendo en un viajero, pero en un viajero externo. Y hacia el final lo que generalmente ocurre es que la gente ya no quiere salir. Se han convertido en habitantes del laberinto.
Aparentemente se trata de Teseo, del Minotauro, de Ariadna. Tú estás buscando al Minotauro, ese hijo de la irracionalidad. Parsifae hace que Dedalus le construya una figura de vacs para que el toro blanco la pueda poseer y de ahí nace el Minotauro. Es hijo de un amor irracional y es además -y por eso- un monstruo. Cuando entras al laberinto estás en busca de ese ser irracional. Lo importante en el laberinto no es tanto la fórmula sino la pregunta.
P. ¿Ha seguido trabajando en este campo fronterizo del teatro?
R. El hilo de Ariadna es la primera parte de una trilogía sobre el laberinto. La segunda es un feria popular, que estrenamos hace poco en Bogotá. Se titula Feria para no confundir la entrada con la salida y la muerte con la morida. El principio es el mismo de El hilo de Ariadna: para encontrar cualquier cosa en la vida tienes que perderte primero.
Babelia
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