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El planeta Internet

Más de 20 millones de personas se comunican, juegan y se aman a través de una red internacional de ordenadores

Una nueva sociedad de seres humanos se está creando en las profundidades de la pantalla. Actualmente son 20 millones de personas las que se comunican planetariamente a través- del llamado Internet (International Network of Computers), pero su número crece ya a razón de un 20% al mes. Se trata en su totalidad de personas con alta cualificación profesional, virtuosos de la informática, especialistas en unas u otras disciplinas. Un cálculo realizado por la redacción de la revista Wired (ver EL PAÍS del 12 de mayo), de San Francisco, establece que el modelo de usuario es un hombre en torno a los 33 años y unos ingresos de unos 12 millones de pesetas anuales. Una nueva élite del mundo.El Internet es un sistema de conexiones interpersonales y accesos a bancos de datos, revistas, archivos, documentos, imágenes, grabaciones sonoras, películas o videojuegos compuestos a veces expresamente para el consumo interno. De esa intercomunicación creciente se ha formado una comunidad que discute ideas, comparte sus aficiones, intercambia información y desarrolla también emociones y romances.

El profesor Martin Seligman, de 52 años, de la Universidad de Pensilvania, es uno de los usuarios del Internet. Tan apasionado de su disfrute que confiesa dedicar unas cinco horas diarias a la pantalla. Gracias a Internet dialoga con sus colegas a lo ancho del mundo, contrasta ideas e investigaciones, tiene acceso a los bancos de datos más importantes del mundo y juega partidas de bridge con aficionados de cualquier país.

Con unos u otros intereses iniciales y otros más que se van generando en la relación, los habitantes del Internet logran a veces una intensidad de comunicación como no habrían logrado en el discurrir urbano. Efectivamente, no se ven, y esto convierte el trato en especial. A veces se miente sobre el parecido físico, la edad, la dedicación concreta. Otras veces, cuando se ha avanzado en la relación, se conciertan encuentros personales, cenas o almuerzos. "La característica de estos encuentros", dice el profesor Seligman, "es que algunos participantes no se atreven a levantar la vista. Son gente muy tímida que, sin embargo, ha podido manifestarse cómodamente a través de los mensajes por la nantalla"Un futuro mejor

El efecto del Internet les parece a algunos de tanta importancia como para configurar un futuro social. Louis Rossetto, el fundador de Wired, declaraba recientemente que "nos encontramos en un periodo en que el futuro es maleable Hemos vivido hasta hace poco en las sombras de una guerra nuclear y la idea de un futuro incierto. Pero, a través de experiencias como la nuestra [sú revista es difundida también gratuitamente en la red electrónica de Internet], sugerimos que el futuro será amistoso y participativo. El desarrollo actual de las redes de contacto informático es un instrumento destinado a producir mejores tiempos".

"Nada existe más cercano a la teología que esta tecnología", afirmaba Clarence Smith, un usuario de Haverford. En su opinión, se está formando una nueva especie de "cuerpo místico" que reabre la utopía de una humanidad intercomunicada pacíficamente. "Nunca como ahora", agrega, "el mundo pudo haber logrado una idea más perfecta de vecindad".

Vecinos en inglés. Porque el lenguaje de Internet es el inglés, y difícil será que otra lengua penetre en estas redes.

Sí penetran, sin embargo, los criminales. Como en toda sociedad, el mundo del Internet cuenta con sus propios delitos y delincuentes. La policía los ha clasificado en tres clases. Los "mirones" (lookers) o también llamados hackers. Se cuelan en los sistemas con alardes de habilidad informática y procurándose el placer de husmear en la privacidad de otros. No rompen ni roban nada, como hacen los crackers o los ladrones electrónicos. Los crackers destruyen archivos, alteran memorias, instalan virus o cierran el acceso a los usuarios autorizados. Algunos han podido cancelar préstamos o anular tarjetas a personas que no eran de su agrado. En cuanto ladrones, son capaces de robar información, defraudar a las compañías o a los mismos inspectores de Hacienda.Policía informática

Según informes del FBI, el incremento del número de empresas dedicadas a estos fraudes (5.000 millones de dólares o más) ha crecido aparatosamente en la última década y será todavía mayor en los próximos años. Actualmente, siguiendo el ejemplo pionero de la policía estatal de Pensilvania, existen departamentos policiales informáticamente expertos en Nueva York, Fénix, Seattle, Los Ángeles, Sacramento y Austin.

Los habitantes comunes del Internet ni temen ni se quejan de estas amenazas, que en muy poco les afectan hasta ahora. Más bien celebran los contactos que en frecuentes supuestos ha desarrollado una compañía. El mismo profesor Seligman decía que el Internet, tanto para él como para algunos colegas, se encuentra entre sus aficiones más fuertes, pero además, corrobora, sus actuales amigos más íntimos tienen su sede en el fondo del Internet.

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