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Los Torrestrella, rechazados

La corrida de Torrestrella prevista para hoy sufrió ayer grandes problemas en el reconocimiento veterinario, que sólo superó uno de los seis toros. En un ambiente de gran tensión, a los facultativos no les convenció el trapío y las cabezas que presentaban los cinco toros que rechazaron ayer.Aunque se ofreció la posibilidad de que el ganadero lidiase algunos de esos toros bajo su responsabilidad, éste la descartó. El festejo será presidido por Marcelino Moronta, que protagonizó un gran escándalo el pasado jueves, cuando también estuvo en el palco, al mantener en el ruedo cuatro de los seis toros de Moura, pese a las protestas del público por las caídas de estos toros. En el cartel de aquel día también estaba Espartaco, quien hoy actuará con otras dos figuras, Emilio Muñoz y Finito de Córdoba.

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El trianero Emilio Muñoz, máximo triunfador de la pasada Feria de Abril de Sevilla, en la que salió por la Puerta del Príncipe, está convencido de encontrarse ante la gran oportunidad de su vida para superar la que es su máxima obsesión, salir a hombros en Las Ventas. "Una vez que me he sacado la espina de Sevilla", explica, "ya sólo me resta abrir otra puerta, la que me lleva persiguiendo tantísimas noches en mis sueños desde hace mucho tiempo, la de Madrid".

Esa gran oportunidad comienza hoy, con la corrida de Torrestrella, que eligió para su cita isidril. Muñoz, de 31 años, cumple su tercer lustro como' matador de toros en una carrera llena de altibajos, que reconoce: "Mi toreo es como mi carácter, poco dado al punto medio, a la regularidad y mediocridad. Ahora bien, hay momentos, como el que atravieso ahora, en que me rompo a torear casi todas las tardes, por eso decía lo de que es mi gran ocasión".

El trianero se expresa con su sinceridad habitual y admite que, el éxito en Las Ventas es muchísimo mas importante que el de la Maestranza sevillana: "Eso es así, y me duele reconocerlo a mí, que soy Más de Sevilla que el Guadalquivir o la Torre del Oro, pero si quieres ser figura máxima estás obligado a triunfar en Madrid".

Un triunfo que se le ha negado repetidas veces en esta plaza, en la que no llegó a torear de novillero y nunca cortó oreja a lo largo de su ya dilatada trayectoria como matador de toros, pese a que dice que el trato del público siempre fue correcto: "Unas, veces fueron los toros, que no me ayudaron; y otras por culpa del tremendo aire que hace siempre aquí, que parece que quien ideó el sitio para construirla era un antitaurino". Y siguiendo con la sinceridad se achaca su parte de responsabilidad: "Claro, porque otras veces fui yo quien no llegué a dar la talla, para qué vamos a engañar a nadie".

No obstante comenta que "el matrimonio con Madrid está cantado que llegará, porque mi estilo clásico y artista se adapta a la perfección a los gustos de sus exigentes aficionados".

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