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El Insalud ha repartido ya a sus hospitales una lista de medicamentos sin marca comercial

Los genéricos abaratarán la factura farmacéutica de usuarios y Seguridad Social

¿Por qué pagar 500 pesetas por una medicina contra la gripe, la bronquitis o la úlcera si hay otras iguales por 300? El Insalud está intando fomentar, como ha afirmado su director general, José Luis Temes, el uso del genérico -el medicamento-base- en un país en el que las marcas se imponen aun cuando sean más caras que sus sencillos competidores. Para ello ha distribuido ya en sus hospitales un completo listado cuyo uso conllevará un abaratamiento para los bolsillos de la sanidad pública. El final de las patentes de los laboratorios pone en el mercado fármacos hasta un 40% más baratos

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Miles de copias
Algunos de los más conocidos

La pasada semana el director General del Insalud, José Luis Temes, reafirmó en el Congreso de los Diputados su intención de fomentar el uso de genéricos -el medicamento-base o principio activo de un fármaco- en la prescipción médica de la sanidad pública. Un listado actualizado de los que ya se pueden encontrar -en el mercado está siendo distribuido entre los facultativos. Se les avisa de que estas especialidades "suponen un ahorro superior al 15% respecto a los líderes del mercado".En esta relación aparecen varios genéricos con su precio, al lado del de la marca de referencia. En el caso de las calcitoninas (medicamentos para el tratamiento de la osteoporosis, entre otras indicaciones), el genérico de 10 ampollas cuesta unas 10.000 pesetas, 3.000 menos que sus marcas comerciales de referencia.

El objetivo último de esta medida, junto con otras ya adoptadas, es frenar el crecimiento de la factura farmacéutica que en España supone el 20% del gasto sanitario público global. España se sitúa en este sector a la cabeza de la banda de los países de la Unión Europea cuyo porcentaje oscila entre el 10 y el 20%.

Sin embargo, el uso de los genéricos en España apenas llega al 2%. Los ciudadanos todavía no están familiarizados con ellos. Sus médicos les siguen recetando, por ejemplo, clamoxil, y nadie les ha dicho que pueden comprar lo mismo en la farmacia bajo el nombre de amoxicilina, su principio activo.

Según un informe de la revista Ciudadano, el clamoxil copa el 72% de las prescipciones en España de amoxicilina. Con este fármaco compiten además inmunerables copias-registro (el mismo principio activo con otro nombre comercial) que difieren considerablemente de precio entre unas u otras.

Impacto publicitario

El impacto publicitario de la marca es tan grande que muchas de ellas sobrevivirán -de hecho sobreviven- a la competencia de su genérico más barato. Es el caso de la aspirina. Su bajo precio y su fama superan a su esencia: el ácido acetil salicílico.Para que aparezca un genérico en el mercado hace falta que caduque la patente del laboratorio que lo desarrolló y después lo comercializó con su marca específica en régimen de monopolio. La patente es la compensación por el coste de la investigación de un nuevo medicamento. Cuando vence legalmente, tras un periodo de 10, 15 o 20 años, cualquier compañía puede explotar su componente esencial, o genérico, bajo una denominación acordada internacionalmente. Un ejemplo es el Termalgín, un fármaco antigripal y antitérmico cuyo genérico es el paracetamol. El primero cuesta 210 pesetas, y el segundo 111 pesetas.El paracetamol, un conocido remedio contra la gripe o una simple jaqueca, es uno de -los medicamentos más vendidos como tal en el Reino Unido, país donde los genéricos superan el 10% del consumo de medicinas subvencionadas por la sanidad pública. En Alemania sube al 13% y en Dinamarca al 20%. Estados Unidos se lleva la palma con el 50%. De su elaboración se encargan compañías específicas de genéricos y también los mismos laboratorios que desarrollaron el producto original.

Intereses mutuos

"Un incremento de los medicamentos genéricos y una mayor presión sobre los médicos, unido a un sistema que proteja un clima de innovación en un medio de competencia sería lo más beneficioso para el interés de los consumidores y de la industria farmacéutica", estima Julio López Bastida, investigador del grupo de política sanitaria del Instituto Europeo de la Escuela de Economía de Londres.Como miembro, del gabinete de política sanitaria de CC OO ha elaborado un amplio informe sobre el gasto farmacéutico en el cual recomienda, además, que se adopten otras medidas complementarias. Bastida sospecha basandose en experiencias europeas, que el consumo de genéricos, no es suficiente, para tracionalizar el gasto. Su propuesta consiste, primero en liberalizar los precios de los fármacos, que en España están controlados; y segundo en establecer un sistema de "precio farmacéutico de referencia", lo que significa que el Estado marca la cantidad fija que está dispuesto a reembolsar por cada grupo de medicamentos. Es decir que si entre dos medicamentos iguales, uno cuesta 1.000 y otro 2.000, la sanidad pública solo asume el primero. El paciente que elija el más caro paga la diferencia. Así se ha decantado recientemente Alemania, Holanda, Dinamarca, Suecia y Noruega. Según López Bastida, esta fórmula ha hecho bajar el precio detodos los fármacos.

En estas circunstancias el temor de los laboratorios a un estímulo del consumo de genéricos, es patente. La última lista de estos medicamentos que presentó Sanidad el mes pasado en el seno de la comisión de uso racional del medicamento finalmente fue retirada. Entre otros motivos, por la confusión de precios y ventajas entre marcas y genéricos.

La industria considera que una medida como esta debe ser pactada, atendiendo a la especial situación española. Y también por otro motivo práctico que no se le escapa a Juan Manuel Reol, director técnico de Farmaindustria: "No hay una cultura de consumo de genéricos y va ser difícil convencer al médico o al ciudadano que deje de tomar su medicamento de toda la vida y compre el de los laboratorios Pérez".

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