_
_
_
_

Un olvido interesado

Películas sobre las Brigadas Internacionales hay muy pocas. Durante la guerra civil española americanos, rusos, franceses, italianos y alemanes dieron su versión del conflicto. Para unos era la última guerra romántica, para otros la primera victoria sobre el comunismo. Documentales y ficción se entremezclan, como se mezclaban ambas categorías en L'Espoir (1938), de André Malraux.Cuando la guerra civil acabó, empezó la mundial y el haber estado en España pasó a formar parte del patrimonio mítico de los luchadores de la libertad. Los hubo escépticos y desengañados, como el Humphrey Bogart de Casablanca, pero tampoco faltaron los despistados, como Gary Cooper en Por quién doblan las campanas, o los entusiastas, ya que Hollywood también propuso la imagen de los brigadistas como pimpinelas escarlatas del siglo XX.

Más información
Ken Loach rueda en Teruel un homenaje a la solidaridad de las Brigadas Internacionales

Cuando los aliados acabaron con el Eje, los brigadistas se convirtieron en pasado incómodo. La guerra fría hizo de Franco un aliado y en la Unión Soviética todos pasaron a ser sospechosos de trostkismo.

El polaco Andrej Wajda, en 1956, en Cenizas y diamantes, evocaba la guerra de España y Szczuka y Podgorski, dos de los personajes, rememoran la guerra en Albacete y la cabezonería del vino de Valdepeñas.

Obviamente, en la versión estrenada en España, el diálogo se volatilizó.

Jaime Camimo fue el primer director español lo bastante insensato como para intentar referirse a los brigadistas como otra cosa que asesinos a sueldo de Moscú.

En 1967 su España otra vez, escrito en colaboración con un americano que había estado en la Brigada Lincoln, topó con la censura que, entre otras cosas, le prohibió mostrar el monumento a la Victoria y decir que se trataba de eso, de un monumento a la victoria; que un personaje dijese que "lo pasé mal después de la guerra. La verdad es que todos lo pasamos un poco mal" o que la expresión "Brigadas Internacionales" fuese pronunciada en el filme. Son sólo tres prohibiciones entre otras muchas.

El documentalista francés Frederic Rossif, en Mourir a Madrid (1969), dió la versión oficialmente canónica y definitiva sobre la guerra y consagró unas emocionadas secuencias a las Brigadas. El propio Camino, ya muerto Franco, también les rindió homenaje en La vieja memoria.

Hay otros muchos títulos, de ficción o no, en los que aparecen las Brigadas pero ya nunca han vuelto a ser protagonistas. El esfuerzo del director británico Ken Loach en un país de amnésicos puede que llegue demasiado tarde.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_