Ellas no les abandonan
Isabel Falabella, señora de De la Concha, y Carmen Posadas, señora de Rubio, se han lanzado a la calle, después de largos días de silencio, para defender públicamente a sus maridos. Ellas, más acostumbradas a aparecer en las revistas del corazón que a intervenir en temas económico-políticos, no dudaron en esta ocasión en atender a otros medios con tal de salvar el buen nombre de sus consortes.Para Falabella, las detenciones no tienen justificación posible. Su contrariedad desembocó en acusaciones: "Nos sentimos absolutamente linchados. Ha sido injusto lo que han hecho con Mariano y Manolo, cuando hay delitos muy superiores o irregularidades muy superiores de las que ni se ha hablado, que han ocupado tercera plaza en los periévdicos". Y por si no estaba claro a quién se refería, la señora de De La Concha fue más clara: "Me refiero a toda la corrupción que ha habido, Filesa, Aida Alvarez y ya no digamos Mario Conde y Javier de la Rosa, que no se parece en nada a lo que ha ocurrido con Mariano y con Manolo".
No conforme con esto, Falabella llamó a Onda Cero para inculpar a Mário Conde de las desgracias de su marido. La emisora reaccionó llamando al ex presidente de Banesto, y éste se quitó de enmedio argumentando que la situación es muy delicada y colgó el teléfono.Sin nombre y apellido
Las acusaciones de Posadas no tienen, en cambio, nombre y apellido. "Mi primera actitud era de estar atónita porque creo que en un país de derecho estas cosas es lamentable que ocurran. Da un poco de miedo que pueda ocurrirle esto a un ciudadano". En su denuncia, la señora de Rubio recurre a viejos fantasmas: "El país atraviesa por un trance complicado y creo que hay que guardar la serenidad; no se puede actuar de este modo desproporcionado e irresponsable".
Isabel y Carmen son amigas desde hace tiempo. Las dos contrajeron matrimonio en segundas nupcias con ellos, que. también habían estado casados. De la Concha cuantificó su amor en un buen porrón de millones, el precio que pagó por obtener su divorcio de Paloma Altolaguirre, dicen que el más caro de España. El coste de Rubio fue soportar los comentarios que le hicieron sobre su pasado sentimental y la juventud de su esposa, escritora de profesión.
"Manolo me llamó desde el coche para decirme que venía a casa a ver conmigo el telediario. Luego, le debieron detener en la M 30", relata Falabella. El arresto del esposo de Carmen Posadas fue menos espectacular: "Con nosotros fueron muy respetuosos. Nos avisaron que iban a venir y nos dio tiempo a preparar un poco las cosas".
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