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La mafia francesa propuso el gran golpe contra ETA

Luis Roldán dirigió la negociación en Madrid y París con una red de blanqueo de dinero

Mafiosos de una red francesa de blanqueo de dinero negociaron en abril de 1991 con oficiales de la Unidad de Servicios Especiales (USE) de la Guardia Civil la entrega de la cúpula de ETA -capturada un año más tarde-, a cambio de que se les facilitara la adquisición de edificios públicos en Madrid por valor de 2.000 millones de pesetas. Documentos secretos en poder de EL PAÍS indican que la principal entrevista entre guardias y mafiosos se registró en la cafetería de El Corte Inglés de la calle de Preciados, de Madrid, el 12 de abril de 1991, a las 15.30. La operación, supervisada por Luis Roldán -entonces director general de la Guardia Civil-, incluía un encuentro en París, el 5 de julio de ese año, de un etarra, un mafioso y un guardia civil que se haría pasar por miembro de la red. Los mafiosos franceses optaron finalmente por no realizar el plan por razones que no han quedado aclaradas. A esta negociación, que hoy descubre al detalle este periódico, se refirió de forma genérica Roldán en la entrevista publicada ayer por El Mundo.

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La rocambolesca historia a la que se refiere Roldán -que se produjo durante su mandato al frente del instituto armado- se puso en marcha efectivamente en marzo de 1991, cuando un mafioso francés que se identificó como Jean Claude, residente en Bayona, comunicó a un colaborador de la Guardia Civil -se le identifica como Guillermo- que ETA había propuesto a su organización delictiva entregarle 180 millones de pesetas para su posterior blanqueo en francos, "pudiendo repetirse la operación en sucesivas ocasiones". "Este dinero, según el colaborador, procede con toda seguridad de ETA", precisa un informe del Servicio Central de Información (SCI) de la Guardia Civil. Los terroristas estaban dispuestos a pagar a la mafia una comisión de entre el 7% y el 8% de las cantidades que blanquearan.Seguir el dinero

El mafioso indicó al colaborador de la Guardia Civil que, gracias a su gestión, los servicios españoles de información podrían "realizar el seguimiento del dinero y localizar e identificar la infraestructura del aparato de finanzas de ETA en Francia".

La Unidad de Servicios Especiales de la Guardia Civil evaluó la información recibida y, con autorización expresa de los mandos del instituto armado, optó por dar el primer paso en Madrid. El 12 de abril de 199 1, se produjo un primer contacto de seguridad en la cafetería Riazor, de Madrid, y a continuación se celebró la entrevista formal en la cafetería de El Corte Inglés. Por parte de la Guardia Civil acudieron dos tenientes, otro guardia civil calificado en los documentos secretos como "agente manipulador", el confidente Guillermo y el mafioso Jean Claude.

En el informe confidencial sobre el encuentro recoge lo siguiente: "No se produjeron incidencias salvo la detección de dos personas, varones, que en todo momento vigilaban y daban protección a Jean Claude. Esas personas se mantuvieron al margen del grupo, pero su actitud fue de vigilancia. Parecían de origen francés, fornidos, y de aspecto mafioso".

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Añade el documento sobre la reunión: "Jean Claude dice ser portavoz, hombre de paja, de una organización dedicada a actividades ilegales (contrabando, prostitución ...), sin tocar para nada el tema de la droga. Esta banda está compuesta sólo por franceses y tiene gran cantidad de dinero negro invertido en una sociedad española (...) Blanquean dinero en la isla de Man, Suiza, Luxemburgo... Dice que el terrorismo de ETA le ha hecho perder muchos millones de pesetas por la presión policial francesa, mayor control de la frontera...". El mafioso francés aseguró que, además de la información que pudiera obtenerse sobre la trama financiera etarra, se comprometía a facilitar "tres domicilios donde se esconde Francisco Múgica Garmendia, Pakito, con una seguridad del 99%".

A cambio de su colaboración, el intermediario mafioso exigió "acceso a la compra de terrenos embargados por el Estado, a precio de embargo y antes de subasta. Esa compra se haría por sociedades españolas (...) Los edificios buscados por ellos serían en Madrid y pretenden adquirir edificios por valor de unos mil o dos mil millones de pesetas". El delincuente aseguró a los guardias que él ya había colaborado con anterioridad con servicios secretos españoles en Madrid y Bilbao -concretamente con el Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa)- y que, a cambio, le habían facilitado negocios en Pamplona.

Los agentes de la Guardia Civil creyeron en la operación y así lo reflejaron en su informe redactado el mismo 12 de abril: "El posible colaborador parece poder tener acceso a información de muy alto nivel en lo referente a ETA en el sur de Francia. Ello sería motivado por poder disponer de las redes de contrabando del sur de Francia para desarticular el dispositivo de ETA en esa zona. Su motivación es el blanqueo de dinero del modo reseñado y ninguna otra. La red a la que pertenece parece ser muy poderosa".La Unidad de Servicios Especiales de la Guardia Civil recibió luz verde para seguir adelante con la operación. En un posterior contacto registrado el 6 de junio, Jean Claude ofreció facilitar el escondite de Pakito y, como adelanto, entregar una fotografía, "absolutamente actualizada", del máximo dirigente de ETA. También se comprometió a indicar el lugar exacto en el que un etarra debía entregar a un elemento de la mafia los 180 millones de pesetas para ser blanqueados. Esa cita estaba fijada para el 5 de julio, viernes, en París.

A cambio, el intermediario mafioso concretó más sus demandas: acceso privilegiado a lacompra de edificios públicos en Madrid, especialmente del Ministerio de Defensa, y "facilidades en la gestión y concesión de créditos blandos a través de organismos oficiales o mediante la influencia de éstos". Jean Claude llegó a citar la pretensión de su organización de comprar un gran solar propiedad del Ministerio de Defensa situado en la calle de Bausa, de Madrid, muy próxima a la calle de Arturo Soria.La mafia ofrecía pagar por ese solar entre 200 y 250 millones de pesetas, precio muy por debajo del de mercado.

El 2 de julio de 199 1, martes, la Guardia Civil preparó el dispositivo para viajar a Francia. Su objetivo era controlar la entrega de los 180 millones de pesetas por parte de ETA a la red mafiosa francesa. La cita fue fijada para el 5 de julio en Paris. Dos oficiales y siete guardias fueron asignados a la operación. Un oficial tendría que participar directamente en el encuentro, haciéndose pasar por intermediario de la mafia. Dos guardias participarían en labores de contravigilancia y seguridad. El segundo oficial y cinco guardias estarían dedicados al seguimiento y control posterior del etarra.

La segunda parte del plan consistía en que el oficial que hacía de intermediario acabara convirtiéndose en un "infiltrado" dentro de la red mafiosa de blanqueo. "Del seguimiento del dinero en Francia, así como de la explotación de la operación en su territorio, se encargaría el servicio francés". Así se indica en un documento secreto del Servicio Central de Información de la Guardia Civil, redactado el 29 de junio de 1991. "Toda esta actividad", añade, "se realizaría, dirigida por nuestro servicio y con presencia permanente de personal propio, en todo el proceso de preparación, seguimiento y explotación".

Viaje a París

Para que se tuviera en cuenta en el proceso de selección de los guardias participantes en la operación, un teniente coronel del Servicio Central de Información propuso oficialmente que el agente que debía infiltrarse en la red mafiosa francesa fuera un miembro de la Unidad de Servicios Especiales (USE). Esta unidad del instituto armado está considerada como un cuerpo de élite y sus miembros se dedican a labores de información y de operaciones encubiertas.

"La USE está trabajando en la selección del agente adecuado para la infiltración y en la preparación de las coberturas necesarias", indicaba el informe. "La infiltración es posible realizarla en cualquier momento", añadía, "ya que la red delincuente está alargando las negociaciones sobre la comisión a cobrar hasta obtener respuesta por parte de este servicio [el Servicio Central de Información]". A la vista del contenido de este documento, es obvio que agentes de la Guardia Civil tenían previsto permanecer en Francia durante un tiempo para realizar un seguimiento de la operación.

En el epígrafe Propuesta de actuación, el mismo documento agregaba que debían darse los siguientes pasos: " 1. Mantener la entrevista propuesta en París; 2. Según la información recabada en la entrevista, decidir la actuación; 3. Obtener respuesta de la autoridad que corresponda sobre la posibilidad real de acceso al terreno solicitado; y 4. Una vez haya luz verde en lo referente a la adquisición de los terrenos, contactar con el servicio policial francés que se determine para conseguir su colaboración".

Al más alto nivel

Concluía el informe secreto: "Por el volumen y condición de la operación, los trámites se han de realizar, tanto en España como en Francia, al más alto nivel, teniendo en cuenta la premura de tiempo". Fuentes conocedoras del caso aseguran que la Guardia Civil recibió todo tipo de autorizaciones para la operación, incluidas algunas de miembros del Gobierno. EL PAÍS no tiene constancia documental de que el encuentro en París se celebrara en los términos descritos.

El plan, no obstante, no siguió adelante porque, según esas fuentes, la red mafiosa decidió no colaborar, pese a que algún agente llegó a inspeccionar algunas de las propiedades que pretendían comprar en Madrid. El de la calle de Bausa, por ejemplo, pertenecía y aún pertenece al Patronato de la Armada. Los mafiosos ofrecían entre 200 y 250 millones, cuando la parcela tiene entre 40.000 y 50.000 metros cuadrados y hoy está valorada en varios miles de millones.

En sus encuentros con los guardias, Jean Claude insistió en que no debía informarse de la operación a Rafael Vera ni a ningún alto cargo de la Secretaría de Estado para la Seguridad porque, según dijo, había tenido una experiencia anterior con ese organismo y habían intentado engañarle.

A esta operación se refiere de forma genérica Luis Roldán en la entrevista con El Mundo, en la que mantiene el siguiente diálogo:

Pregunta. ¿Cúanto dinero pudo costar un operativo como el de Bidart, donde cayó la cúpula de ETA?

Respuesta. Sólo les voy a decir una cosa. Ya no es ningún secreto, porque a estas alturas secretos no quedan. En marzo de 1991, nos llegaron a pedir 2.000 millones de pesetas por acabar con la cúpula de ETA.

P. ¿Se llegaron a pagar?

R. No.

P. ¿Pero era una oferta viable?

R. No se rechazó por lo que costaba, sino por otras circunstancias. En principio, estábamos de acuerdo, pero se estudiaron una serie de cosas y más tarde se desistió. Pero no por nuestra parte.

P. ¿La oferta procedía de un servicio extranjero?

R. No. Eran personas que estaban en Francia.

P. ¿Era todo legal? ¿No sería otro GAL?

R. Sí, todo legal. Se comprometían a proporcionamos datos para llegar a la detención de la cúpula.

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