"La privatización de Aerolíneas fue ilegal"
Tras su victoria electoral en Buenos Aires, la coalición izquierdista del Frente Grande ha irrumpido con fuerza en el mapa político argentino. Su líder, Carlos Álvarez, critica la política de los partidos tradicionales, el peronismo y la Unión Cívica Radical, y afirma que "la privatización de Aerolíneas argentinas fue ilegal
Carlos Álvarez, 45 años, profesor de Historia y nueva referencia política en la Argentina del bipartidismo, sorprendió a todos en las elecciones constituyentes del día 10 encabezando un movimiento que con la denuncia de los abusos y la corrupción como proclama fundamental se impuso en Buenos Aires al peronismo y a la Unión Cívica Radical, formaciones tradicionalmente mayoritarias. En una entrevista con EL PAÍS, Álvarez fue más allá al implicar al presidente, Carlos Menem, con los sobornos supuestamente devengados por altos funcionarios del PAMI, organismo oficial de asistencia a los jubilados y pensionistas, con un presupuesto de 2.500 millones de dólares al año, y cuya titular, Matilde Menéndez, fue destituida el viernes con un fuerte escándalo.Carlos Álvarez piensa que los comicios han significado un "fuerte soplo de oxígeno a la democracia, porque muchos creían que en Argentina no se podía luchar contra la corrupción. Creían que la prepotencia, la soberbia y los privilegios en el poder eran imposibles no ya de eliminar, sino ni siquiera de cuestionar". Este político, que abandonó el peronismo cuando Menem indultó a los militares, agrega que "este voto fue confirmatorio, de otra cosa. Ahora van a tener que dar cuenta. No van a poder cobrar las coimas [sobornos] del PAMI tal cual venía siendo, a la luz pública a cuatro cuadras [manzanas] de la Casa de Gobierno, y llevarle al presidente la plata [dinero]".
El Frente Grande, un movimiento que quiere articularse como de centro-izquierda, encontró paso franco entre una parte de la burguesía porteña, sumó votos militares, sufragios de un sector importante de la intelectualidad y el apoyo de la militancia radical contrariada con la estrategia partidista del ex presidente Raúl Alfonsín.
El peronismo se impuso con gran diferencia, por cuarta vez consecutiva en unos comicios nacionales, y es aún imbatible; pero Álvarez, que en España se encuadraría "entre el PSOE e Izquierda Unida; quizá en una izquierda del PSOE", ganó inesperadamente y por amplio margen en una demarcación de especial significado. La consulta electoral había sido convocada para refrendar una reforma constitucional pactada antes por el justicialismo y la UCR y concluyó con unos resultados que pueden provocar un nuevo realineamiento político.
El frente, integrado por disidentes del peronismo, independientes, socialistas, comunistas y otras fuerzas residuales de la izquierda, no tiene todavía propuestas de gobierno o programa económico. "¿Las tenía Menem en 1988?", pregunta Carlos Chacho Álvarez, para quien la victoria en la, capital tiene una "gran carga ética". "Deberemos enfrentar con seriedad la coyuntura que viene, sobre todo cuando están tan cerca las elecciones de 1995. Se va a poner a prueba nuestra capacidad para plantear al país una propuesta estable y creíble".
Pregunta. ¿Es posible llegar a acordar alternativas en una formación tan heterogénea como la suya?
Respuesta. Ese es nuestro gran desafío. Hay que dotarlo de mecanismos democráticos de decisión y pasar de la cultura de la impugnación a la de gobierno. En el frente existen partidos, y especialmente el partido comunista, que no han hecho ni una autocrítica ni una revisión de lo que ha pasado en el mundo y de lo que ha pasado en Argentina. El partido comunista de este país es un partido muy aferrado a la historia.
P. ¿Cómo explica los apoyos entre el electorado conservador?
R. Creo que, en parte, hemos sido instrumentos para que mucha gente que sabía que no hacía peligrar nada, que no se modificaba la estabilidad del país, que no iba a bajar explosivamente la Bolsa el día después, encontrase una gran oportunidad de decir con su voto cosas que sentía y no podía expresar.
P. ¿No es ese un voto condenado a perderse?
R. El efecto importante de esta consulta es el cambio importante en la cultura política argentina. Hasta hoy, todavía se seguía hablando de cuántos votos cautivos había. Yo creo que esta elección en la capital federal y la sorpresa que dimos en algunas provincias está empezando a decir que se achica considerablemente el voto cautivo de los partidos tradicionales y se empieza a prever un cambio en el mapa político.
P. ¿Qué le reconoce al actual Gobierno?
R. La estabilidad económica.
P. ¿Sólo eso?
R. La estabilidad económica y, en algún sentido, la política tributaria, porque en Argentina los vivos eran los que no pagaban impuestos. Había una cultura de aceptación absoluta de la evasión, y, a partir de la necesidad de financiar el Estado, yo creo que hay una política tributaría que se puede discutir en términos de progresividad o regresividad, pero no se puede discutir en términos de eficacia y el efecto que está teniendo en la sociedad.
P. ¿Cómo son sus relaciones con el presidente Memen?
R. Son malas. En realidad, no tengo ninguna relación. En términos de polémica pública, es mala. ¿Cómo se puede llevar uno con un presidente que porque está perdiendo las elecciones en la capital le dice que es trotskista, que es comunista y que es marxista y al otro día le dice que tiene las puertas abiertas para volver al peronismo? ¿Cómo se puede tener buena relación a no ser que uno caiga en la hipocresía de la dirigencia política argentina?
P. ¿únicamente fue su oposición al indulto la razón que le llevó a dejar el peronismo?
R. También me fui por el vaciamiento ideológico y político del peronismo utilizado por la mayoría de los dirigentes para enriquecerse ilegalmente. La mitad de los dirigentes no aceptaba la política menemista por convicción, sino por conveniencia; y dentro de esa conveniencia, el enriquecimiento.
P. ¿Por qué denunció la privatización de Aerolíneas y su control por Iberia?
R. Fue absolutamente ilegal. Todo a contramano de la legalidad. En un país donde no hay seguridad jurídica, en un país donde la justicia está absolutamente cuestionada, creo que lo de Aerolíneas se hizo todo a contramano de la legalidad. Para nosotros, el fin no justifica los medios, y sobre todo en Argentina, que está buscando consolidar la seguridad jurídica. Lo que ha ocurrido es contradictorio.
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