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El ensayista Jean Lacouture asegura que "hay un Le Pen, en cada país"

El investigador publica su exhaustiva historia de los jesuitas

Francesc Valls

Charles de Gaulle, André Malraux, Ho Chi Minh y ahora los jesuitas. De las biografías a las historias colectivas. Este es el trayecto recorrido por Jean Lacouture. "He pasado de componer música para piano a hacer una sinfonía", dice. Una sinfonía de 1. 500 páginas en dos volúmenes, Jesuitas I y Jesui tas II, el último de los cuales acaba de aparecer en la editorial Paidós. Lacouture (Burdeos, 1921) tiene aspecto de un galán maduro. Periodista y ensayista y gran aficionado a los toros, opina sobre la crisis de las ideologías: "Hace dos años no hubiera: dicho que existía fascismo, pero ahora creo que vuelve. Hay un Le Pen en cada país".

¿Que cómo me interesé por los jesuitas? Pues, la verdad, con ellos sólo estudié hasta el bachillerato, si bien siempre han tenido para mí un indudable atractivo: Francisco Javier viajó a Japón sin conocer una palabra de japonés e Ignacio de Loyola circuló por el mundo con un poco de latín. Han sido una de las grandes aventuras del mundo", explica. "Los jesuitas son los inventores del periodismo, porque están interesados en conocer a los otros".Se confiesa cristiano, aunque "no fanático". Corresponsal en Egipto y especialista en Indochina, asegura: "Siempre me ha seducido la personalidad de mis biografiados, porque les he intentado comprender. Admiro a De Gaulle, pero nunca he sido gaullista".

Ahora, reconoce, ha disminuido el interés por la política. El motivo es que "hace 30 o 40 años existían el bien y el inal". "El bien acostumbraba a ser de izquierda. Ahora las cosas han cambiado. Antes se creía que los soviéticos, con todos los errores, eran un punto de referencia; ahora se critica ese punto de vista. Las máscaras han caído. Como después de una comedia, todo el mundo se ha quitado las mascaras y todavía se desmaquillan detrás del escenario. Pero la obra no ha acabado. Los intelectuales hablan mucho y están en el teatro, pero no en escena. Han dado la espalda al orgullo, no a la política", agrega Lacouture.

El ensayista reconoce que este momento es especialmente pobre en grandes hombres. El terreno intelectual se ha convertido en un desierto. "Hay buenos gestores en la vida política, buenos diplomáticos; pero no hay quien ilumine intelectualmente. No hay personajes de referencia. El último fue Sartre", agrega. Lo que sí existe es el fascismo. "Hace dos años no hubiera dicho que existía fascismo, pero ahora creo que vuelve. Hay un Le Pen en cada país".

Y mientras el nuevo fascismo crece en la vieja Europa, el fundamentalismo islamista se asienta en el norte de África, un territorio familiar para Lacouture. "Hay un gran peligro. En Egipto tengo la esperanza de que las tradiciones permitan superar la ola fundamentalista. Pero en Argelia no sucede esto; no hay contrapunto: la sociedad es muy débil después de la descolonización; sólo tiene fuerza el Ejército como elemento social", agrega.

Incansable investigador -"¿novela?, novela es esto", dice señalando la historia de los jesuitas-, es también un gran aficionado a los toros: "Ejercí la crítica taurina en el Le Monde entre los años 60 y 70, porque en Burdeos había corridas". El primer cartel que vio: Marcial Lalanda, Domingo Ortega y El Estudiante; el Formidable. Su afición sigue: "Enrique Ponce es el mejor torero, y me gusta también Joselito. Son los mejores".

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