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Israel pone fuera de la ley a los extremistas judíos

El Gobierno de Isaac Rabin admitió oficialmente ayer que en Israel actúan "terroristas" judíos y prometió que serán combatidos igual que se persigue y castiga a los extremistas palestinos enemigos del proceso de paz. La declaración de guerra contra dos organizaciones radicales judías fue adoptada unánimemente por el Gabinete para lograr la reanudación de las negociaciones con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), suspendidas tras la matanza de la mezquita de Hebrón, el 25 de febrero. La decisión, anunciada por el fiscal del Tribunal Supremo, Michael BenYair, proscribe al racista movimiento Kach, fundado por el rabino norteamericano Meir Kahane, asesinado en 1990, y al movimiento Kahane Vive, creado por su hijo, Benjamín Zev Kahane, encarcelado la semana pasada por un delito de 1991.

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Según cálculos extraoficiales, ambas organizaciones, que hasta ayer se movían como pez en el agua, cuentan con entre 400 y 600 miembros armados. Cuatro de ellos fueron detenidos la semana pasada por glorificar públicamente la masacre de decenas de palestinos a manos de Baruch Goldstein en Hebrón. Go1dstein, un colono de Nueva York que fue apaleado hasta la muerte por los supervivientes de la matanza, era miembro del Kach e incluso fue candidato en comicios municipales del asentamiento judío de Kiryat Arba, donde su tumba se ha convertido en una especie de santuario para centenares de colonos fanáticos.La decisión del Gobierno contó con sólido apoyo de todos los sectores del espectro político y de la gran mayoría del público. Portavoces de la oposición derechista e incluso representantes de sectores que se oponen al diálogo con la OLP calificaron la proscripción del Kach y Kahane Vive como un paso necesario. Los extremistas judíos han colmado la paciencia de los sectores más duros. El credo racista del Kach provocó su aislamiento de las elecciones de 1988.

Los palestinos admitieron que se trata de una medida positiva, pero advirtieron que conviene ver si realmente el Gobierno podrá poner coto a los crímenes de los colonos armados por el Estado de Israel.

La prominente intelectual palestina Hanán Asliraui dijo a EL PAÍS: "Es un paso en la dirección correcta porque podría corregir un grave aspecto de la injusticia judicial israelí. Es un acto de autocorrección, aunque no llega a colmar nuetras aspiraciones. Todos los colonos deben ser desarmados. De momento, mi actitud es de escepticismo. Ver para creer".

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Entre los discípulos de Kaliane había furia y gestos de desafío. "La democracia ha muerto en Israel", dijo un miembro del Kach que prefirió no dar su nombre. Otro extremista notorio, Michael Ben Ari, calificó la decisión como "totalitaria" y "bolchevique", y en una declaración a la radio anunció que sus correligionarios apelarán ante el Tribunal Supremo y continuarán su lucha desde la clandestinidad o la cárcel.

El ministro de Economía, Simón Shetrit, dijo que la decisión entraba en efecto de inmediato, pero hasta anoche la policía no había allanado las oficinas del Kaliane Vive en el número 11 de la calle de Agripa, en Jerusalén.

Tampoco se sabía qué medidas va a tomar Rabin para desarticular a las organizaciones extremistas, gran parte de cuya infraestructura se encuentra nada menos que en Nueva York. Nadie contestó el teléfono en las oficinas del movimiento en Brooklyn. Sólo había un mensaje grabado por su dirigente, Mike Guzofsky. La campaña contra los extremistas judíos es un elemento que puede complicar, en el plano interno, los esfuerzos de Rabin para poner en marcha el plan de autonomía en Gaza y Jericó de conformidad a la declaración firmada en Washington en septiembre pasado.

Ayer, un palestino de 23años fue muerto de un tiro disparado por un soldado israelí en el campo de refugiados cisjordano de Tulkaren. Hacía el número 1.241 desde que, en diciembre de 1987, comenzó la Intifada, revuelta de las piedras contra la ocupación militar.

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