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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Llama a un camarero

Alonso Millán vio Llama un inspector, de Priestley; le gustó tanto, que años después ha decidido escribirla él, con algún retoque de El conde de Montecristo. Llevo vistos ya unos cuantos espectáculos de los que tengo que decir que Priestley está detrás y me interesa la coincidencia como hecho social, que es lo que el teatro refleja (a veces, contra su voluntad). Priestley era un socialista de la línea lenta de la transición (fabiano), un santón laico, un hombre de conciencia pura. No sé si este retrato corresponde muy exactamente a Alonso Millán, quizá no: es más bien un hombre de la vida y de la noche, un hombre que vive con fuerza y, como tal, tiene muy en cuenta. las corrupciones de los demás, que le parecen vituperables.Se está calificando así a nuestro tiempo, corrupto y materialista: no recuerdo que los tiempos que he vivido hayan sido alguna vez puros. En algunas sociedades se ha buscado con desesperación a los doce hombres justos que debían vivir ocultos. El hecho es que en ésta los pecadores se apresuran a tirar la primera piedra y Alonso Millán tira la más reciente.

Usted no sabe con quién está hablando

De Juan José Alonso Millán.Intérpretes: Pepe Rubio, Pepe Ruiz, Rafael Guerrero, Eva Sola. Escenografía: José María Trigo. Vestuario: Félix Ramiro. Dirección: Alonso Millán. Teatro Muñoz Seca. Madrid, 2 de febrero.

Cena de sociedad

Un personaje, Gonzalo, desapareció hace años, huyó tras la cárcel, denunciado por cosas que hicieron otros; puede que ahora, en esta cena de sociedad, o de los acusados, aparezca bajo la forma de camarero denunciante -robos, prostitución, drogas, adulterios- de unos con otros: ¿es él o no es él? Al fin le echan. Pero suena el timbre y aparece él mismo, pero ya bajo la advocación del mismo Gonzalo. Ya digo que es como Llama un inspector, y quizá su reposición hubiese sido más interesante, teniendo en cuenta la calidad diferente entre los dos autores y las formas que revisten las conciencias de un inglés de antes de la guerra y de un español de antes y después de Franco. Pero ¿es ésta la obra que ve rán ustedes? Al terminar, casi antes de que el éxito se notase real mente, Alonso Millán habló para decir que, dentro de unos días, en cuanto él desaparezca del teatro, Pepe Rubio -primer actor- la cambiará de tal modo que se desarrollará entre carcajadas. Siento no haber esperado un poco y haber visto la obra así, alentada y divertida por un cómico irrespetuoso.

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