Los mataderos impiden que sus proveedores sean identificados
Los empresarios que controlan los mataderos de la región no quieren perder clientela entre los ganaderos que llevan a sacrificar las reses a sus establecimientos. Por ello, reconocen que se oponen a que en las actas oficiales de toma de muestras -que sirven para certificar la procedencia del animal sacrificado y su perfecto estado para el consumo- tenga que firmar el ganadero junto a un representante del matadero y el veterinario de la Comunidad -que realiza los análisis. Así las cosas, nadie sabe de dónde procede un hipotético hígado adulterado por clenbuterol.Estas normas están dictadas en el Plan Nacional de Investigación de Residuos de 1992, y la Consejería de Salud pretende que se cumplan. Este procedimiento, permitirá identificar inmediatamente, la procedencia de las vísceras del animal, en caso de que ocurra una intoxicación masiva provocada por consumo de hígados adulterados por clenbuterol o por otras sustancias de engorde prohibidas. Asimismo, "es vital para poder imputar a los ganaderos el delito cometido contra la salud pública", según explica Esther Moreno, subdirectora de Prevención y Promoción de la Salud. Recientemente, 155 personas resultaron afectadas en Madrid por consumir hígados adulterados con clenbuterol.
"No podemos presionar tanto a los ganaderos, para que firmen esas actas, porque de este modo se llevan a sacrificar su ganado a otras provincias, y nosotros, así, tenemos las de perder", explicaba ayer Manuel González, responsable de APROSA, asociación que agrupa a las salas de despiece de la Comunidad de Madrid.
Esta postura se ha convertido en un grano para la Consejería de Salud. Y más, según sus responsables, si se tiene en cuenta que el pasado 9 de febrero los representantes de los mataderos firmaron, junto al director de Salud, Ricardo García Herrera, un acuerdo que incluía este punto, que ahora se niegan a aceptar.
Medidas más drásticas
Pero la Consejería no cede y amenaza con tomar medidas más drásticas para controlar la salida de la carne al mercado. Este exceso de control podría paralizar la producción de carne en los mataderos, como ya pasó hace dos semanas en la región, lo que ocasionó a estas instalaciones pérdidas globales de unos 300 millones.
"Como Administración, la legislación nos obliga a efectuar un control- de modo riguroso. Así que el animal que no esté perfectamente documentado no se sacrifica", afirmó ayer Esther Moreno. "Parece mentira que los mataderos pongan a la clientela por delante de la salud pública", concluyó.
Los análisis de las 867 vísceras retenidas desde el pasado 24 de enero, fecha en que se declaró el brote por intoxicación de clenbuterol, han demostrado que un 20% de las piezas (una de cada cinco) estaban adulteradas. Tambien fueron detectadas "sustancias extrañas sin identificar" en un 42% de los hígados.
La Consejería no conoce la procedencia de las vísceras adulteradas con clenbuterol que provocaron la intoxicación en Madrid. Las ganaderías sospechosas se hallan en otras comunidades y sus gobiernos no han dado datos oficiales de los análisis hechos en estas explotaciones, según Moreno.
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