Resnais: "No tengo una ambición noble para presumir"
A pesar de su gran prestigio por Hiroshima mon amour, El año pasado en Mariembad, Providence o Mi tío de América, Alain Resnais niega el calificativo de autor. El realizador francés, de 71 años, se considera un hombre que hace cine y sólo aspira a que la gente no se vaya de la sala donde se proyectan sus películas. En la Berlinale ha presentado dos, Smoking y No smoking, basadas en una misma obra del británico Alain Ayckbourn.Pregunta. Ayckbourn llamó a su obra Intimate exchanges (Intercambios íntimos), pero usted ha cambiado ese título por el de Smoking, no smoking. ¿Quería aportar algo a la polémica mundial sobre el tabaco?
Respuesta. No, en absoluto. Podría interpretarse así, pero cuando pensé adaptar la obra en dos películas, ambas comenzaban con una escena en la que el personaje de Celia optaba por fumar o no fumar, y a partir de ahí la trama variaba sustancialmente. Bromeando, le dije al productor que podría llamarse Smoking, no smoking, aunque eso pudiera hacer que el público pensara que en una película podía fumar y en la otra no. De la broma pasamos a considerarlo seriamente, porque le gustaba a la gente y era muy pegadizo.
P. Frente al acoso de la industria norteamericana, ¿vale más la originalidad que los altos presupuestos?
R. Sí, pero es complicado. Las películas americanas que nos gustan no siempre se han hecho con mucho dinero. Como espectador soy igualmente admirador de Woody Allen o Scorsese, pero también de Spielberg. Es tan difícil manejar con inteligencia grandes medios como pocos medios. No creo que haciendo superproducciones europeas vayamos necesariamente a poder competir mejor. También hay películas americanas muy caras que fracasan. Lo que importa y lo que nos gusta por encima de las nacionalidades son las buenas ideas. A mí me encanta Terminator II, con independencia de que haya sido un gran éxito, porque creo que está muy bien hecha y no me paro a pensar en su presupuesto.
P. ¿Qué es lo que busca o pretende decir al hacer cine?
R. Quiero, al menos, que el espectador no se vaya de la sala. Tengo que hacer películas para comer, vestirme, vivir, en una palabra. Si viviera de las rentas, tal vez dejaría el cine. No pretendo lanzar ningún mensaje. Me gustaría poder influir en la gente, pero no creo que pueda hacerlo.
P. ¿Y cuál sería ese mensaje?
R. No sé, que todos pudieran disfrutar de un buen nivel económico y dar la clave de la felicidad. Me temo que son cosas contranatura en el mundo de hoy. Y, además, la naturaleza también es muy cruel. Pero me siento incapaz y me conformo con intentar ganar dinero con mis películas, pues no tengo ninguna ambición noble de la que pueda presumir.
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