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ECOLOGÍA - PESCA DE TIBURONES CON CARNE DE DELFINES

Juicio a ecologistas venezolanos, acusados de matar cetáceos

Las dos organizaciones ecologistas venezolanas que denunciaron en un vídeo las matanzas de delfines para usarlos como carnada en la pesca de tiburones han sido llevadas a juicio por el Gobierno de Venezuela. El proceso acaba de comenzar. En un claro ejemplo de vuelta de tortilla, los responsables de Bioma y Fundacetácea, Aldemaro Romero e Ignacio Agudo, respectivamente, se enfrentan a una demanda que pide penas de prisión por matar delfines para grabar un vídeo. Ambos han sido citados ya dos veces por la juez, Flor de Buiza, del tribunal de la ciudad de Carúpano; aunque no han comparecido. La acusación señala que los ecologistas manipularon a los dos pescadores que aparecen en la grabación para que sacrificaran delfines y mostrar así una práctica que el Gobierno niega que exista.Los pescadores filmados, Jesús Marcelino Lugo y Juan Leiva, han declarado ante la juez que arponearon y degollaron un delfín bajo engaño de Romero y Agudo, que se identificaron como investigadores de una universidad nacional: "Nos ofrecieron dinero y licor para matarlo". El vídeo fue difundido por todo el mundo.

Organismos oficiales venezolanos y no gubernamentales como Profauna, los ministerios del Ambiente y Agricultura, la guardia costera, Cetrapesca, Sociedad de Ciencias Naturales Lasalle, Fundación Lasalle, Fudena y las universidades Central de Venezuela y Simón Bolívar piden que se castigue penalmente a los dos ecologistas por divulgar un vídeo difamatorio y falso.

Romero cuenta que desde la difusión de la grabación, en mayo del año pasado, las autoridades venezolanas iniciaron una campaña de descrédito contra ellos. Romero explica que la matanza de delfines es una práctica que los pescadores del noreste de Venezuela aprendieron en 1970 de barcos coreanos y japoneses. Teme que el Gobierno esté "comprando" las declaraciones.

Romero calcula que cada pescador mata una decena de cetáceos por mes. Los tiburones son cazados para vender sus aletas a restaurantes japoneses.

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