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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Campañas humanitarias

Como la caridad, que a menudo humilla más que ayuda, hay campañas humanitarias que, por estar mal diseñadas, o diseñadas con prisas, o pensadas sin pensar en sus destinatarios, o simplemente guiadas sin conocimiento suficiente de la realidad que pretenden mejorar, ofenden más que resuelven. La campaña Lápices para la paz que, organizada por el Centro Español de Ayuda al Refugiado, pretende. recoger ayuda para dotar de material escolar para los colegios de Bosnia es el último (pero ni mucho menos el único) ejemplo de campaña que, pensada sin duda con, la mejor de las intenciones por sus organizadores, se convierte, gracias al apresuramiento y la ignorancia (y también, muy probablemente, a la falta de un concepto más comprometido de lo que es ayudar), en toda una provocación para el pueblo bosnio.

Aparte del ya discutible objetivo de no hacer distingos entre los destinatarios de la ayuda, la idea de recaudar dinero a través de la venta del disco Balkan no podía ser más desafortunada.

Nadie discute la competencia de Kornelj Kovach como músico. Tampoco es un problema el que sea serbio, aunque parece que habría sido más adecuado un bosnio (serbio, croata o musulmán). Pero las. alusiones políticas de los textos y la música nos parece (a mí y a los refugiados bosnios que me han pedido que escriba esta carta) inaceptables.

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Declararse yugoslavo es, cuando menos, ambiguo. Yugoslavia ya no existe y si existe es como Serbia-Montenegro, y para la gran mayoría de los eslavos del sur la palabra "Yugoslavia" es simplemente otro nombre de la Gran Serbia. Pero, sobre todo, Bosnia-Herzegovina es una nación independiente y reconocida que lucha por su soberanía. Canciones como Amanecer 1918, donde se exalta la creación de Yugoslavia, son un ataque a la misma idea por la que los bosnios luchan y mueren.

Pero eso no es lo peor. Todas las canciones folclóricas que se utilizan en el disco son serbias, incluyendo (para pasmo de los refugiados bosnios) el himno chetnik Mars na Drinu y la Canción fascista serbia Igrala se delje nasred zemlje srbje. Que en el texto de presentación se diga que este himno, que sirvió para la guerra, sirva ahora a la paz, nos convence muy poco cuando en otro lugar ese texto habla del espíritu de sacrificio y la dignidad del pueblo serbio con una retórica casi patriótica.

No hay en el disco nada que recuerde a Bosnia, salvo su portada: una mujer musulmana llorando ante una tumba y rodeada por las estrellas de la bandera de la Unión Europea (lo que, considerando la actitud de Europa, no deja de ser una especie de broma macabra).

La única alusión a Bosnia que encontramos en todo el disco es la pieza titulada Boda en Sarajevo y no podría estar peor escogida: el título se refiere al asesinato de un serbio en una boda por un musulmán y un croata. Independientemente de que hay pruebas de que aquel triste suceso fue una provocación organizada, esa muerte fue la justificación que adujeron los serbios radicales para comenzar su agresión contra el Gobierno y el pueblo de BosniaHerzegovina.- Escritor y refugiado bosnio en Galicia, respectivamente.

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