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Críticas al consumo en Occidente en la cumbre mundial sobre naturaleza

Con una dura denuncia de los hábitos de consumo de los países desarrollados y su repercusión negativa sobre el equilibrio ecológico de la tierra se inauguró el lunes por la noche en el teatro Colón de Buenos Aires la 19 Asamblea general de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), la mayor reunión sobre temas ecológicos desde la Cumbre de Tierra, celebrada en Río de Janeiro en junio de 1992."El silencio sobre el consumo es un silencio que la especie humana no puede darse el lujo de mantener", declaró el presidente de la UICN, el guayanés Shridath Ramphal, en el discurso inaugural de la 19 Asamblea. En la intervención de Ramphial no faltaron toques apocalípticos sobre el porvenir de la tierra. A partir de una cita del escritor argentino Jorge Luis Borges, Ramphal se refirió a que el final del milenio podría ser decisivo "para saber si el planeta tierra se mantiene en su curso para encontrarse con la eternidad, o si se le permite salirse de su órbita en un camino impredecible hacia la destrucción".

Ramphal pronunció su discurso en presencia de los presidentes de Argentina, Carlos Menem, y de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada en el marco imponente del teatro Colón de Buenos Aires. En la ceremonia inaugural, se entremezclaban gentes vestidas con trajes oscuros, como si de una función de ópera se tratase, con ecologistas vestidos con ropas poco adecuadas al entorno de grandes salones y terciopelo del Colón.

Ramplíal se refirió al silencio que guardó la Cumbre de Río sobre el problema del consumo y la población, "que se convirtieron en un área intocable. Dichos silencios deben ser rotos". Para Ramphal, cuando se habla de capacidad de carga de la tierra, "el impacto en la biosfera a través de lo que usamos y desperdiciamos", en realidad se trata del problema del consumo.

Con diversas citas a científicos, expuso Ramphal que "cada niño nacido en el Norte consume durante su vida de 20 a 30 veces los recursos y produce de 20 a 30 veces más desechos, todos los años, de su contrapartida en los países en desarrollo".

Ramphal. finalizó: "Las generaciones futuras en las sociedades industriales de hoy en día -cuyas grandes ciudades son un ejemplo de materialismo insensato, de falta de moral y de valores básicos, de niños de la calle, de adicción a las drogas, de suciedad, de violencia y de alienación- podrán estar más dispuestas de lo que creemos a cambiar sus estilos de vida, interesadas en sobrevivir con una mejor calidad de vida".

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