El Gobierno mexicano aplica 'el palo y la zanahoria' a los sublevados
Gobierno mexicano trata de bregar con el levantamiento de Chiapas aplicando la política del palo y la zanahoria: al tiempo que el Ejército reprime brutalmente la sublevación, el presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, presenta el rostro más dialogante, invoca el respeto a los derechos humanos, reconoce la crítica situación del Estado y afirma escuchar las demandas campesinas.
Salinas salió al paso ayer de las acusaciones sobre violaciones de los derechos humanos por parte del Ejército. "Las acciones gubernamentales han tenido dos propósitos, proteger la vida de la población civil y restablecer el estado de normalidad en esa región", dijo Salinas, y uñadió: "La acción firme de la autoridad no se ejercerá contra la! comunidades a las que respetamos y apoyamos, ni contra las organizaciones plurales que trabajan de manera dedicada en la zona, con las cuales dialogamos".En ese sentido, el ministro de Desarrollo Social, Carlos Rojas, ha instalado en San Cristóbal de las Casas "mesas de atención social", en las que ha recibido las peticiones de las organizaciones indígenas. El Gobierno ha preparado ya inversiones urgentes en la zona que ayuden a paliar la desastrosa imagen de desatención que ha proporcionado el conflicto.
Hasta Chiapas ha llegado también el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Jorge Madrazo, para intentar dialogar con los sublevados y guardar las apariencias en medio de un cúmulo de denuncias de bombardeos contra objetivos civiles y ejecuciones de prisioneros.
Y es que las elecciones presidenciales, previstas para el próximo agosto, pesan como una losa sobre el Gobierno. Su grupo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), aseguró ayer que cualquier manipulación de estos acontecimientos en contra del Gobierno sería "inadmisible" y que la fecha de los comicios no sufrirá ninguna modificación.
Contestaba así al opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), de Cuauhtémoc Cárdenas, que ha criticado duramente al equipo de Salinas tanto por la situación de Chiapas como por la represión militar del levantamiento.
Para el PRI, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no es un movimiento campesino, sino un "grupo armado del que se ignoran sus orígenes y propósitos". El PRI), por su parte, ha hecho un llamamiento al Gobierno para que cesen los bombardeos y busque una salida política al conflicto, alabando la disposición mediadora de la Iglesia.
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