El 'cartel' de Buenos Aires
Un libro revela las relaciones de familiares de Menem con el narcotráfico
El libro de investigación periodística más serio y documentado de todos los que se han publicado en Argentina en estos diez años de democracia es probable que sea la lectura más entretenida del verano para los involucrados en la trama como acusados de lavar dinero proveniente del tráfico de drogas. Todas las pruebas, evidencias y testimonios recogidos en Narcogate por el periodista argentino Román Lejtman, de 34 años, que ganó en 1992 el Premio Rey de España, concedido por la agencia Efe al conjunto de crónicas sobre el tema que había publicado en el periódico Página 12, no han sido suficientes para condenar a Amira Yoma, la cuñada del presidente Carlos Menem, ni a los otros procesados.El ex subsecretario de Recursos Hídricos, Mario Caserta, único detenido por el escándalo que conmovió al país en marzo de 1991, cuando la revista Cambio 16 reveló en Madrid que el juez español Baltasar Garzón investigaba a familiares directos del presidente Menem por su participación en una banda internacional dedicada al tráfico de drogas, quedará libre antes de un año. Según Lejtman, "cuando Caserta amenazó con hablar le dijeron que lo iban a matar y le convencieron de que le convenía más seguir preso en la sala VIP un año más".
Lejtman recuerda que le contó la historia del narcogate a Carl Bernstein, uno de los periodistas que participó en la investigación del Watergate, y que éste se sorprendió. "En Estados Unidos, este caso habría provocado la caída del Gobierno, ¿por qué aquí no?", le preguntó Bernstein. La respuesta es sencilla: "En Argentina no existen los organismos de control. La juez encargada de investigar a Amira Yoma había ido con ella a elegir su vestido a la casa de la modista el día que asumió el cargo. El propio Menem mintió a la justicia cuando declaró que sólo había visto a la juez María Servini de Cubría en la Casa de Gobierno o en su residencia oficial por cuestiones electorales que ella también tiene a su cargo en el juzgado.
"Hay también fotografías de Menem abrazado con Mario Anello, el jefe de la banda que investigó Garzón a partir de las declaraciones del arrepentido Andy Cruz Iglesias en Madrid", explica el periodista. "La Secretaría de Inteligencia del Estado, dedicada totalmente a encubrir este caso, hizo desaparecer esas copias. Aquí la gran pregunta es: ¿por qué Menem ordena que desaparezcan esas fotos, por qué no admite que se tomó fotos con Anello como hizo en su momento con Gaith Pharaori, el accionista del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI), acusado también de lavar dólares del narcotráfico? Menem podía haber dicho en este caso que se sacó fotos con Anello porque creía que era un importante empresario que le presentó Mario Caserta, pero no lo hizo. ¿Por qué? Porque ahí hay algo en el medio que todavía no se puede terminar de probar".
Caserta puso mucho dinero para la campaña electoral y nadie le preguntó de dónde lo sacaba. Amira Yoma pasó también a disponer de mucho dinero y tampoco nadie le preguntó de dónde lo sacaba. Su esposo, Ibrahim al Ibrahim, un sirio que casi no hablaba castellano, fue designado como delegado personal del presidente en el aeropuerto de Ezeiza, adonde llegaban las valijas desde Estados Unidos con el dinero que luego era transportado a Uruguay para blanquearlo. Menem firmó el decreto que eliminó las trabas para designar a Ibrahim.
La mayoría de los testigos citados por Lejtman reconocen que la investigación y el relato escrito por el periodista, que sólo plasmó los datos confirmados por dos fuentes independientes, se ajusta a los hechos. Sólo el presidente de la Cámara de los Diputados y tercero en el orden de sucesión presidencial, Alberto Pierri, consideró que todo lo que ha escrito Lejtman -a quien calificó de 'judío piojoso"- es una "basura".
El sumario de Amira Yoma, sobre la que pesa aún la orden de captura librada por el juez Garzón y por tanto no puede salir del país, será sobreseído en el proceso que se inició contra ella en Argentina y por el que se llegó a dictar la prisión preventiva. Su ex exposo Ibrahim se fugó del país hace más de un año, cuando estaba ya bajo proceso. Todos los acusados y sospechosos, salvo Caserta, están en libertad.
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