Ferran Cardenal sustituye a Luis Roldán al frente de la Dirección General de la Guardia Civil

El Consejo de Ministros nombró ayer a Ferran Cardenal como nuevo director general de la Guardia Civil en sustitución de Luis Roldán, que desde el pasado junio ya había pedido ser relevado del cargo. Las noticias publicadas en los últimos días sobre el abultado patrimonio inmobiliario de Roldán han contribuido a que el titular de Interior, Antoni Asunción, haya acelerado su relevo. El ministro no actuará con tanta rapidez para sustituir al secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, del que fuentes de Interior dicen que seguirá en el cargo "indefinidamente".

Cardenal está considerado como un hombre del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, quien ha apoyado firmemente su nombramiento como director general de la Guardia Civil. El Ministerio de Defensa, que debe dar su opinión sobre la persona designada para este cargo, también le ha otorgado su visto bueno.El ministro del Interior Antoni Asunción, aprovechó la cena-homenaje ofrecida a su antecesor, José Luis Corcuera, para comunicar a Cardenal su deseo de proponerle al Consejo de Ministros como sucesor de Roldán. En esta cena estaban presentes todos los delegados del Gobierno y gobernadores civiles de España, entre los que ya se comentaba esta posibilidad antes de que el ministro se lo dijera al interesado.

El nombre de Cardenal encabezaba la lista de los posibles sucesores de Roldán, tras haber quedado descartado Jorge Parada, gobernador de Pontevedra, que inicialmente se barajó para ocupar tal. cargo. Arsenio Lope Huerta, actual delegado del Gobierno en Madrid, también fue otro de los políticos que se mentaba en distintos medios.

Asunción se ha visto obligado a solucionar rápidamente la crisis abierta en su ministerio con la dimisión hecha pública por el director de la Guardia Civil y el secretario de Estado para la Seguridad. Por ahora sólo ha cerrado el problema que tenía en la Guardia Civil, sobre todo porque Roldán está psíquica y políticamente destrozado por las noticias publicadas sobre su abultado patrimonio inmobiliario -escriturado en más de 150 millones- pese a que su sueldo neto mensual era de 600.000 pesetas.

La desazón que existía en el cuerpo de la Guardia Civil, donde había una evidente sensación de vacío de poder, ha forzado a Asunción a anticipar su relevo. El propio ministro comentó el pasado miércoles en los pasillos del Congreso que ya tenía "en mente" el nombre del nuevo director general, pero que su designación por el Gobierno no se produciría hasta el próximo viernes, día 10.

El cambio de Rafael Vera en la secretaría de Estado para la Seguridad no se producirá previsiblemente hasta el próximo mes de enero o febrero, aunque fuentes oficiales de Interior afirman que continuará en el puesto "indefinidamente".

Asunción no ha encontrado aún la persona idónea para un puesto tan delicado como el de máximo responsable de la Seguridad del Estado. "Pero el ministro no debe sentirse muy cómodo con Vera, debido a que tienen puntos de vista bastante diferentes sobre los métodos a aplicar frente al terrorismo", comentan fuentes policiales.

Malas relaciones con Pujol

Cardenal, que es inspector técnico de Trabajo, ocupaba el puesto de gobernador civil de Barcelona desde el 15 de diciembre de 1982. Durante este tiempo ha mantenido malas relaciones con el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Éste declaró ayer que la persona que le sustituya en el gobierno civil debe ser alguien que esté "bien visto" por el Ejecutivo catalán.

El nuevo director de la Guardia Civil, que "tiene un perfil muy adecuado" al cargo, según fuentes de Interior, tendrá que enfrentarse como reto más problemático al previsible cierre de 1.000 cuarteles de pueblos pequeños, lo que permitiría liberar a unos 5.000 agentes para emplearlos en patrullas rurales motorizadas. También debe culminar la modernización del cuerpo y hacer que la colaboración entre éste y la policía sea mucho más estrecha que en la actualidad.