"No nos dejan otra opción que estar en la calle"
Cuando llegó la hora del discurso final en la Puerta del Sol, Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez estaban ya seguros del éxito de una de las manifestaciones más numerosas de los últimos tiempos en Madrid. Con la fuerza de miles de manifestantes, ambos pidieron al Gobierno que se siente a la mesa. "Que se avengan a negociar" dijo Gutiérrez, porque "no hay medidas justas y eficaces si no nacen de la negociación y los acuerdos"."Que el Gobierno reconsidere la brutal reforma del mercado de trabajo, que reconsidere lo que supone precarizar aún más el empleo, la práctica del despido libre, del contrato de aprendizaje", tronó Redondo. "No nos dejan otra opción que estar en la calle", se lamentó.
El primero en dirigirse a la multitud fue el secretario general de CC OO, que entabló un verdadero diálogo con los manifestantes. Gutiérrez amenazó con la huelga general y criticó a quienes asegura que desestabiliza. "¿Qué otro camino nos dejan? ¿Resignación?", preguntó. "Nooo!", contestó la multitud. "¿Somos un pueblo para resignarnos ante lo que nos quieren imponer?". "Noo!", rugieron de nuevo los manifestantes.
Pero las alusiones al paro fueron las que más enardecieron a los miles de manifestantes en la Puerta del Sol. Gutiérrez afirmó que el Gobierno prepara "el despido libre, arbitrario y por paquetes; no sólo individual, sino por paquetes". "Fuera, fuera", bramó entonces la multitud. "Todo se andará", replicó el líder de CC OO.
Gutiérrez decidió aplicar la picana en ese momento. "¿Qué reforma es la que permite coger trabajadores sin obligación al guna y por sueldos miserables y echarlos a la calle aún más fácilmente?". "Hablan de reforma para despedir más, con más holgura y más barato". La intervención del veterano líder de UGT, Nicolás Redondo, sin embargo, estuvo empañada por los gritos de una veintena de cooperativistas de PSV que le responsabilizaban de la crisis por la que atraviesa la promotora Immobillaria del sindicato. "Nicolás, da la cara. Antes de dimitir hay que construir", rezaba una pancarta.
Redondo, que ignoró la protesta, rechazó "una política económica fracasada que produce 3.000 parados más al día". "Se trata de una agresión laboral sin precedentes contra los más débiles", dijo.
El dirigente de UGT también apeló a la huelga general. "Utilizaremos todos los medios de la Constitución sin renunciar a ninguno", prometió, y rechazó las acusaciones de irresponsabilidad. "Irresponsable no es movilizarse, sino seguir, con cuatro millones de parados, la misma política económica que con dos".
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