Cruce de descalificaciones entre las dos misiones arqueológicas españolas en Egipto
Alusiones a pérdida de piezas en Heracleópolis y a falsos hallazgos en Oxirrinco
Sólo hay dos misiones arqueológicas españolas en Egipto, en las antiguas ciudades faraónicas de Heracleópolis y Oxirrinco (ambas en el Egipto Medio, separadas por unos 70 kilómetros), y están a matar entre sí. No es que simplemente se ignoren, sino que cada equipo cuestiona -de manera más o menos sutil- la labor del otro. El hotelero egiptólogo Joan Clos, mecenas y jefe de la expedición catalana en Oxirrinco, ha sugerido la existencia de irregularidades ("parece que no les cuadran los inventarios de piezas") en la misión del Gobierno español en Heracleópolis. Por su parte, la directora de dicha misión, la arqueóloga María del Carmen Pérez-Die, cuestiona privadamente los métodos de Clos y a su director científico, el egiptólogo Josep Padró, que colaboró anteriormente con ella en Heracleópolis.
Los responsables de la misión de Oxirrinco, incluyen en la polémica a la Embajada española en El Cairo, cuya actitud deploran. Aseguran que en esa representación oficial se les hace el vacío y que incluso se les negó la posibilidad de usar dependencias de la embajada para un acto de presentación de la nueva campaña a los medios egipcios.En declaraciones a este diario, el ministro consejero de la Embajada española en El Cairo, Pablo de Jevenois, responsable de asuntos culturales, mostró su indignación por los "rumores inciertos" sobre problemas en Heracléopolis. Expresó el apoyo total de la embajada a Pérez-Die -"una profesional irreprochable"- y negó la existencia de ninguna irregularidad en la misión gubernamental, aunque admitió algún retraso en los trabajos por "causas administrativas habituales, ya resuelto". El representante de la Embajada recalcó que la de Heracleópolis "es la única misión española oficial" y aprovechó para dudar sobre el alcance de los resultados de la misión de Clos y Padró en Oxirrinco: "Es un lugar al parecer maravilloso, pero no se ha avanzado demasiado. Me parece que todo lo que han dado a conocer como hallazgos suyos ya lo habían descubierto los arqueólogos egipcios hace tiempo". Jevenois mostró extrañeza porque los expedicionarios de Oxirrinco "no se han acercado por la Embajada ni a saludar" y manifestó: "Tenemos una información muy deficiente de lo que se hace por allí". Recalcó que la Embajada está presta para ofrecer a los expedicionarios de Oxirrinco "cualquier ayuda que puedan precisar", pero declaró que nadie de la Embajada ha ido al yacimiento, "porque no es una excavación oficial".
Coleccionista y mecenas
Joan Clos, empresario hotelero, egiptólogo aficionado, coleccionista y mecenas, es el principal impulsor de la misión en Oxirrinco. Dicha misión es catalano-egipcia (Universidad de Barcelona y Organización Egipcia de Antigüedades) y está patrocinada por Hoteles Derby (empresa que preside Clos) con la colaboración de diversas firmas comerciales. Varias instituciones oficiales aparte de la universidad, como el Museo Arqueológico de Barcelona, colaboran en la misión. La actual campaña, que se inició el 15 de octubre y acabará el 15 de noviembre, es la segunda en el yacimiento. Clos ha mantenido un flujo continuo de invitados (políticos, empresarios, posibles patrocinadores, periodistas y amigos) que han visitado el yacimiento, con la idea de hacer partícipe a la sociedad civil de las tareas de la misión.
El pasado fin de semana, en el barco Thebes, que Clos mantiene anclado en el Nilo a unos 10 kilómetros del yacimiento como alojamiento para las visitas, el empresario mencionó insistentemente ante varios periodistas "problemas administrativos que están impidiendo excavar a Mar¡ Carmen [Pérez-Die] en Heracleópolis". "Lo intenta desde hace semanas, pero no puede, no les dejan", recalcó.
Clos, que está proyectando la reforma del pequeño centro arqueológico de El-Bahnasa, pueblecito junto al que está el yacimiento de Oxirrinco y en el que reside el equipo arqueológico de la misión, manifestó que pondrán "el almacén separado" para que no les pase "como a los de Madrid, que no les cuadran los inventarios".
Esa misma noche, en una cena en el barco, Josep Padró, director de la misión, explicó a este diario: "Fuimos a ver a Mari Carmen a Heracleópolis y no nos hizo ni caso; como vimos caras largas nos marcharnos". El subdirector de la misión de Oxirrinco, Luis Gonzálvez, corroboró el mal ambiente entre ambos equipos.
Sobre los supuestos problemas de la misión gubernamental, Padró señaló: "Ella dice que están excavando, pero la ven un día en El Cairo, otro en Saqqara... no parece que excave mucho. Los egipcios, que saben que también somos españoles, nos comentan cosas. Parece que en los almacenes ha habido algún problema, un error de transcripción del árabe al inglés: donde ponía 'un anillo de oro' se ha traducido 'un anillo dorado".
A propósito de los supuestos problemas actuales de Pérez-Die, Padró dijo :"Ya le dieron un toque [el Gobierno español] tras nuestra primera campaña por no tener el eco popular que logramos nosotros".
Al día siguiente, ya en el yacimiento de Oxirrinco y en una pequeña rueda de prensa, Padró manifestó: "En Egipto sólo hay dos misiones españolas, pero para Mari Carmen somos demasiados. Dice que nosotros no somos oficiales, pero aquí, en Egipto, todos los somos, porque si no las autoridades del país no nos dejarían excavar".
Las malas relaciones entre Padró y Pérez-Die son sobradamente conocidas en la profesión arqueológica. Pérez-Die considera que Padró se arrogó un protagonismo que no le correspondía durante el periodo en que trabajaron juntos en Heracléopolis y después. La directora duda de la capacidad arqueológica del egiptólogo (aunque respeta su autoridad como historiador) y observa con alarma (como otros profesionales del sector) el binomio formado por Padró con el empresario Clos.
En febrero, con motivo de una visita a Heracleópolis, Pérez-Die criticó a fondo la iniciativa de Padró y Clos en una conversación con este diario. En opinión de la arqueóloga, los trabajos de la misión gubernamental tienen un rigor y unas garantías que no están asegurados en el caso de Oxirrinco.
Juego subterráneo
Las pugnas entre ciudades egipcias eran moneda corriente en época faraónica. La misma Oxirrinco, que veneraba al pez que se comió el pene de Osiris, se vio envuelta en una disputa con la vecina Cynopolis, consagrada al perro: como los de Cynopolis no dejaban de pescar el lucio sagrado, los de Oxirrincos asaron y se comieron los no menos santos perros de Cynopolis; y estalló la guerra civil. El conflicto que enfrenta ahora a las misiones de Oxirrinco y Heracleópolis tiene causas más mundanas. La antipatía mutua que se profesan los dos directores científicos, Mari Carmen Pérez-Die y Josep Padró, antiguos colegas, tiene mucho que ver con la polémica. También el cambio de statu quo que ha significado para la misión de Heracleópolis la apertura de una nueva misión de compatriotas que va por libre (no depende del Gobierno español) y que, financiada privadamente, parece disfrutar de mayores recursos y proyección pública. El caso es que todo el mundo está practicando el juego subterráneo: no es de recibo que Jordi Clos filtre a la prensa la existencia de problemas en Heracleópolis, y tampoco que la embajada descalifique sin más los trabajos que se llevan a cabo en Oxirrinco. En un contexto de dificultades crecientes para la labor arqueológica en Egipto, a causa del auge del integrismo, parece surrealista que las dos únicas misiones españolas, lejos ya de colaborar entre ellas, se dediquen a pegarse codazos.
Babelia
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