Washington desaconseja el regreso del depuesto Aristide esta semana a Haití
ENVIADO ESPECIALLa Asamblea Nacional haitiana fracasó nuevamente ayer en su intento por reunirse para debatir las dos leyes (amnistía y división de la policía y del Ejército) necesarias para crear una mínima infraestructura democrática en el país. Esta vez sólo acudieron a la Cámara de Diputados 35 representantes, cinco menos que el día anterior. El número de senadores, por su parte, se podía contar con los dedos de la mano.
Sin quórum parlamentario, pese a que hoy habrá un nuevo intento y sin una mínima infraestructura de seguridad en el país, nadie apostaba ayer en Puerto Príncipe por el regreso el sábado de Jean-Bertrand Aristide. El departamento de Estado norteamericano desaconsejó a Aristide, que hoy comparece ante la Asamblea General de las Naciones Unidas su regreso a Haití el próximo día 30, tal como lo prevén los acuerdos de la isla del Gobernador. Un portavoz de la ONU señaló ayer que Aristide no regresará en la fecha prevista.
En medios diplomáticos de Puerto Príncipe se estimaba que se había esperado mucho tiempo para hacer esta consideración. Sólo es necesario comprobar cuáles son los diputados que no acudieron ayer al Parlamento haitiano para saber que algunos seguidores de Aristide tampoco tienen mucho interés por respetar la fecha del 30.
Los parlamentarios justifican su ausencia por la falta de combustible que ha generado el embargo, por el miedo a que los attachés (paramilitares) del coronel Michel Françoise puedan tomar represalias contra ellos y también porque la ley de amnistía, que es deseable y necesaria, en opinión de la comunidad internacional, no tiene aún el visto bueno de Aristide.
Pero la primera justificación resulta ridícula. Ayer mismo, cuando se anunciaba la suspensión de la reunión del Senado y de la Cámara de Diputados por falta de quórum, en el mismo aparcamiento del Palacio Legislativo se le trataba de vender gasolina al enviado especial de la agencia Efe, Elías García, por cuatro veces más de su valor.
Es cierto que en Haití impera el terror de los attachés, pero eso no justifica, con personal de Naciones Unidas en el país una salida extraordinaria de estos diputados y senadores aristidianos de sus escondites cuando está en juego la democracia.
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