'El mito de la caverna'

Acabo de leer la información de EL PAÍS del día 13 (página 36) sobre El mito de la caverna, obra del pintor José Luis Verdes, y me veo en la obligación de hacer alguna puntualización. Por supuesto que ni puedo ni debo entrar en el contencioso que mantiene el pintor con el Ministerio de Cultura en relación a su obra. Pero como director del Museo de Jaén, entre octubre de 1989 y septiembre de 1992, fui responsable directo de la custodia y presentación del montaje referido, y no puedo aceptar la afirmación que hace el artista de que "hace ocho años que el sonido no funciona...", por no corresponder con la verdad. En concreto, la redactora pone en boca del artista la siguiente frase: "Los Reyes inauguraron las salas en 1980. Al poco tiempo me enteré de que la mayor parte del tiempo el museo estaba cerrado. Las bombillas se fundieron, y algunos proyectores se estropearon sin que nadie se ocupara de las reparaciones. Hace ocho años que el sonido no funciona, y allí nadie se responsabiliza de subsanarlo". Cualquier persona que haya leído lo anterior lo menos que piensa es que este museo pertenece a un pequeño municipio de una república bananera y no a un centro museístico que, poco a poco, se está haciendo valer por la calidad de sus colecciones y por la atención al público y a los investigadores; por cierto, algunos de ellos, de las universidades madrileñas.En relación a lo expresado por el pintor, tengo que decir lo si guiente: el museo reabrió sus puertas, tras unas obras, el 6 de abril de 1990, y en ese momento se reabrió al público El mito. Para poder ponerlo en funcionamiento hubo que reponer la mayor parte de los focos de iluminación y arreglar las tres cintas de cartuchos que contenían el sonido. Asimismo, el casete, ya antiguo y no encontrable en los esta blecimientos comerciales, fue sustituido por otro que nos vendieron en un taller de la ciudad de Úbeda. Eso sí, después de buscarlo por todas las tiendas y talleres de la capital. Después de la reapertura, hicimos el mantenimiento de las instalaciones, como en algunas ocasiones pudo comprobar su autor.

Aparte de lo ya dicho, es conveniente anotar que la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía editó un díptico de presentación del montaje que aún hoy día se da a los miles de visitantes. No me queda más que decir, sino que respeto las decisiones de cada persona para hacer valer sus derechos, pero no a costa de llevarse por delante la verdad y, lo que es peor, la dignidad de otras personas.-