La crisis acosa
Reivindicar y difundir el teatro indígena de América es el principal objetivo de los responsables del VIII Festival Iberoamericano de Teatro (FIT), que comenzó el pasado martes en Cádiz y que presenta los trabajos de 20 formaciones procedentes de Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, España, Brasil, Perú y México. La crisis, sin embargo, ha obligado a que muchas de las compañías étnicas hayan caído del cartel. Su ausencia es suplida por exposiciones, ciclos de conferencias y espectáculos de danza.
El FIT 93, que este año está dirigido por el dramaturgo José Sanchis Sinisterra, ha apostado por nuevas compañías que buscan formas de expresión diferentes en detrimento de las grandes figuras. La idea de Sinisterra no es ofrecer una "feria de muestras", sino una cita que conjugue las diferentes formas de expresión -teatro, música, danza- de la realidad mestiza, negra e india de Suramérica. El presupuesto de 76 millones de pesetas no ha bastado, sin embargo, para conseguir todos los objetivos iniciales del FIT. En las semanas anteriores a su inauguración, las actuaciones de seis de los grupos más representativos del teatro indígena tuvieron que ser suspendidas.
El acto inaugural, una nueva versión de Bodas de sangre, de Lorca estuvo precedido por un montaje de los valencianos Visitants, en el que el fuego y la pirotecnia hicieron correr al público. Otro de los espectáculos diarios que más están llamado la atención es El hilo de Ariadna, del Taller de Investigación de la Imagen Dramática (Colombia), que obliga a cada espectador a introducirse individualmente en un recinto donde le suceden las historias.
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