La precaria tregua que vive Angola revela la tragedia que sufren miles de refugiados
La entrada en vigor de las sanciones decretadas por las Naciones Unidas contra los rebeldes angoleños de la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) y el alto el fuego, proclamado unilateralmente por el movimiento que encabeza Jonas Savimbi desde el pasado 20 de septiembre, han provocado en los últimos días una "sensible disminución de los combates". Las organizaciones humanitarias aprovechan esta circunstancia para intentar llevar alimentos y medicamentos a las zonas del interior de Angola que han permanecido incomunicadas durante meses.La precaria tregua coincide con el primer aniversario de las primeras elecciones legislativas y presidenciales celebradas bajo control internacional el 29 y el 30 de septiembre de 1992, que dieron el triunfo al Gobierno angoleño.
"Es necesario tener mucho estómago para soportar el hedor y las escenas macabras a que asistimos cuando llegamos por primera vez", dice un funcionario de Cáritas que ha visitado Menongue, una región meridional sitiada durante cinco meses.
En la capital, Luanda, la situación no es mejor. Según la uruguaya Mercedes Ayagués, del Programa para la Alimentación Mundial (PAM), "la sala de traumatología del hospital Central de Luanda tiene 35 camas y 70 pacientes. La mitad de los heridos duerme en el suelo, entre harapos, moscas y basura. Sólo se operan los casos más urgentes por falta de guantes, sábanas y anestesia. Los amputados sujetan sus muñones con las manos para arrastrarse por el suelo en busca de comida".
Los refugiados que llegan a la capital después de recorrer grandes distancias son en su mayoría adultos, jóvenes y mujeres con niños de pecho, ya que los más débiles son abandonados cuando ya no pueden caminar, mientras la ayuda humanitaria internacional para la población civil se ha transformado en un auténtico objetivo de guerra.
El presidente estadounidense, Bill Clinton, ha tomado partido contra la UNITA, antiguo aliado de Washington. En el documento que remitió al Congreso a propósito del embargo de ventas de armas y petróleo a los rebeldes, dice textualmente: "Como consecuencia de las acciones mi litares de la UNITA, la situación en Angola constituye una ame naza para la paz y la seguridad internacional". Una sentencia de una dureza sin precedente, pero que no parece hacer mella en UNITA, que ha anunciado que no desalojará ninguna posición.
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