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Por un puñado de cuernos

La amenaza de boicoteo de EE UU a China y Taiwan, el ultimo intento de evitar la desaparición del rinoceronte

¿Qué pueden hacer 2.000 rinocerontes negros africanos frente a 1.100 millones de chinos? ¿Y 5.000 tigres? La disparidad de fuerzas es tan grande que la suerte parece echada; a favor de los chinos, claro -los de Taiwan y los del continente-, cuya demanda de cuernos de rinoceronte y huesos de tigre es el mayor peligro para ambas especies, sin olvidar otros países como Corea del Sur y Yemen.Pero ningún líder occidental quiere tener sobre su conciencia, en estos tiempos de ecologismo, la extinción de dos especies tan visibles. De ahí la amenaza de Estados Unidos de un boicoteo comercial si estos países no hacen cumplir las leyes que convierten el tráfico de especies amenazadas en algo tan ilegal como el de la heroína o la cocaína.

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Sólo cien ejemplares en libertad

La medicina tradicional china se ha convertido en el principal enemigo para la supervivencia de los tigres y los rinocerontes. Cuando el paracetamol y la aspirina reinan en gran parte del mundo, la cultura imperante en China y Taiwan afirma todavía que la fiebre se baja mejor con cuerno de rinoceronte molido (y la virilidad del hombre sube de forma mágica) y que los huesos de tigre valen para aliviar muchas molestias y ahuyentar malos espíritus. Lo curioso es que las falsificaciones, fáciles en teoría, no han sustituido el tráfico de la sustancia original, que alcanza un precio superior al del oro y deja sustanciosos beneficios a todos los intermediarios. La práctica de este comercio ilegal está tan enraizada en la cultura popular que, al día siguiente de la amenaza de EE UU de boicoteo, la policía de Taiwan detuvo a la princesa de Bután, Dekiy Wangchuck, en la aduana del aeropuerto con un cargamento de 22 cuernos de rinoceronte.Un año de plazo

La amenaza estadounidense de hace dos semanas, secundada inmediatamente por el organismo de la ONU encargado de vigilar el tráfico de especies amenazas, el CITES, ha tenido efectos inmediatos en forma de declaraciones políticas y detenciones de traficantes en China y en Taiwan, pero nadie espera que sea la solución. Ha tenido que llegar la predicción por parte de los especialistas de que no quedará ni un rinoceronte negro en libertad dentro de un año para que se hable de boicoteo, un arma muy controvertida en un mundo que afirma regirse por el libre comercio.

Sin embargo, sólo el paladín oficial del libre comercio, Estados Unidos, se ha dotado de leyes que le permiten ejercer el embargo contra países que no respeten los tratados internacíonales para la protección de especies en peligro de extinción. o que simplemente causen daños innecesarios, como en el caso de las redes utilizadas para pescar atún que arrastran delfines.

En esta última escaramuza de un dramático juego han desempeñado un papel importante pequeñas organizaciones como Traffic, que cumple la función de brazo armado de dos de las más prestigiosas organizaciones conservacionistas del mundo (la UICN y el WWF), y otras Independientes. Sus métodos son detectivescos y efectivos. No hacen denuncias genéricas, sino que vigilan a los traficantes y a los consumidores con cámaras de vídeo y micrófonos, para luego influir en los Gobiernos de las grandes potencias y de los países implicados.

Ha sido el material filmado en farmacias y tiendas de Taiwan y China por la Environmental Investigation Agency (EIA) el que ha terminado por provocar la reacción del ministro estadounidense de Interior, Bruce Babitt, y la subsiguiente del CITES. Mientras, China y Taiwan se han apresurado a decir que no es verdad que permitan tal tráfico; China dictó una orden prohibiéndolo el pasado miércoles y Taiwan ha amenazado con acciones legales contra la ElA.

Babitt fue claro: "El hecho es que quedan menos de 10.000 rinocerontes y 5.000 tigres en el mundo. Están a punto de extinguirse completamente. Es hora de dejar de hablar y tomar fuertes medidas para salvarlos".

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