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Crítica:CINE: FESTIVAL DE VENECIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El polvo chino

Quedaron atrás las. dos películas chinas en concurso, que no parece que vayan a continuar el barrido sistemático del cine chino en sus últimos festivales internacionales. La China continental aportó la correcta -bien realizada y con una interpretación coral convincente, pero demasiado localista y poco ambiciosa- Za Zui Zi, que en chino por lo visto significa Bocazas o Parlanchín. Nada del otro mundo, salvo el apellido del director Liu Miaorniao, que no es broma.Como tampoco es nada del otro mundo la china de Hong Kong La tentación de un monje, dirigida por Clara Law, que ha creado aquí una curiosa histeria de ganas de verla completa por las multitudes que desertaron mediada su proyección. Efectivamente, este western medieval chino expulsó de la sala: durante su hora inicial a centenares de periodistas con agujetas de mandíbula producidas por tanto bostezo, que se perdieron la media hora final, donde la señora Law se suelat la melena y organiza una escena de sexo seguida de otra de violencia desatada que no tiene desperdicio.

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Y los 17 samurais que aguantaron pacientemente hasta el final de La tentación, se ven ahora asaltados por sus colegas para que les cuentan el aquí conocido "polvo chino", espectacular coito ritual, de los que erizan los pelos y otras cosas. Es divertido, entre tanto tedio, ver uno de los corrillos que rodean a algún esforzado mimo que intenta torponamente transmitir a la ávida audiencia el aparatoso gestual que la bellísima Joan Chen -la chinita sin desperdicio de Manhattan Sur, Twin Peaks y El último emperador- despliega para violar al casto monje protagonista, antes de que este se cabree y liquide, en una pelea memorable, a ella y a su feroz jefe guerrero.

Son anécdotas menores que llenan un poco los vacíos corredores de esta Mostra también menor, cuyas únicas resonancias -aparte de las películas de Krysztof Kieslowski y, sobre todo, Robert Altman- provienen de la obscena invasión de buen y mal cine comercial de Hollywood y de la campanada de la fundación de la Unión Mundial de Autores de Cine.

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