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La Agrupación Canarias vigila el alto el fuego en Mostar

HERMANN TERTSCHENVIADO ESPECIAL Fuerzas españolas escoltaron ayer a Mostar a los dos máximos jefes de los cascos azules en Bosnia-Herzegovina, el general belga Francis Briquemont y el español Luis Feliu, que comprobaron sobre el terreno la reanudación de las patrullas españolas a ambos lados del río Neretva.

Horas después de entrado en vigor el alto el fuego gestionado por el Cuartel General español entre las fuerzas croatas y musulmanas, los disparos aislados de fusilería y morteros ligeros podían considerarse en niveles tan aceptables" en esta guerra como para calificarse de éxito el decreto de cese el fuego.

Ayer, un día después de la liberación de los 63 soldados españoles secuestrados durante cinco días en el sector musulmán, la tropa estaba de nuevo plenamente dedicada a las operaciones que tiene asignadas. Los generales Muñoz Grandes y Feliu, acompañados por el recién liberado coronel Ángel Morales, -quienes han llevado el peso de las negociaciones en toda esta crisis-, continuaban ayer mediando.

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Veso Vegar, portavoz del Consejo Croata de Defensa (HVO) manifestó en Mostar que la situación se había tranquilizado y deseó que las negociaciones en Medjugorje "traigan al menos un relajamiento de las dificultades humanitarias".

La batalla continúa

Sin embargo, Vegar dijo estar convencido de que la batalla por Mostar no ha concluido. Por el contrario, otras fuentes croatas confirmaron que el gobierno de la autoproclamada república croata de Herzeg-Bosna considera irrenunciable la capitalidad de Mostar, que antes de la guerra tenía leve mayoría musulmana.

Los mediadores españoles en MedJugorje lograron convencer a las fuerzas del HVO para que permitan una evacuación de heridos de la parte musulmana de Mostar a cambio de una acción simultánea e idéntica en número desde el hospital de Nova Bila, en Bosnia central. La situación humanitaria en Mostar oriental, el enclave musulmán con cerca de 55.000 personas cercadas, es desesperada.

En Nova Bila, los croatas de la región de Busovaca y Kise1jak tienen el único centro hospitalario en su poder y también allí el deterioro de la situación es vertiginoso. Vendidos en la práctica por las autoridades croatas de la Herzegovina, los croatas en Bosnia central han sufrido gravísimos reveses.

Las fuerzas bosnias en aquella región han recurrido por primera vez a la movilización forzosa de todos los hombres entre 18 y 65 años en las zonas que controlan. El HVO utiliza a los prisioneros musulmanes en trabajos forzosos.

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