Muere de sida el bailarín y coreógrafo canadiense Christopher Gillis
El bailarín canadiense residente en Estados Unidos Christopher Gillis, considerado como uno de los mejores bailarines de su generación, murió de sida el pasado sábado día 7 en Nueva York a la edad de 42 años. Había nacido en Montreal, hijo de Gene Gillis y Rhona Wurtele, campeones olímpicos de esquí; su hermana Margie es también una prestigiosa artista de solos de danza, y eventualmente bailaron juntos.Los dos hermanos se trasladaron aún adolescentes a Nueva York, donde Christopher comenzó su entrenamiento de danza con un físico ya trabajado por el deporte, en los salones de May O'Donnell (con quien también bailaría en su modesta compañía), Norman,Walker y Finis Jhung. Entre sus mentores también figuraron Don Farworth y David Howard.
A partir de junio de 1976, cuando se presentó por primera vez en el Billy Roses Theatre con la compañía de Paul Taylor, se convirtió en una de sus principales figuras masculinas y en el inspirador de muchas creaciones del coreógrafo de Pensilvania, que le menciona con admiración en su libro de memorias Private domain (1987).
La prestigiosa y severa crítica de The New York Times, Anne Kisselgoff, calificó a Gillis varias veces de virtuoso. Taylor cuenta cómo descubrió a aquel recio, a la vez que dulce muchacho musculoso y dúctil, con gruesas gafas de miope (que le hizo llevar en su ballet The Rehearsal en 1980). Gillis se inició en la coreografía en el Charlotte Ballet y con Johan Renvall del American Ballet Theatre.
Christopher Gillis era bien conocido del público español por las múltiples giras que la compañía de Paul Taylor realizó por Sevilla, Mérida, Madrid, Barcelona y otras ciudades de la Península. Últimamente había desarrollado su carrera como coreógrafo y fue precisamente su hermana Margie quien estrenó el pasado año Landscape, la que sería su última creación.
Poseedor de un baile especialmente lírico y orgánico, Christopher Gillis también bailó como artista invitado del Nederlands Dans Theater y del Danscentrum de Rotterdam. Fueron especialmente recordadas sus últimas apariciones europeas en el festival de Aviñón de 1986 y en la Bienal de Lyón de 1990.
