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La batalla de los dos poderes

Enric González

La speaker (presidenta) de la Cámara de los Comunes, Betty Boothroyd, lanzó el miércoles una seria advertencia a los jueces de la High Court (similar a la Audiencia Nacional en España). Los derechos de los diputados están por encima de todo y, en caso de duda, los Comunes tienen razón. Ése vino a ser el mensaje de Boothroyd al tribunal que, a partir del lunes, estudiará el recurso contra la ley de ratificación del Tratado de Maastricht.La speaker anunció ayer que el debate sobre el capítulo social no estaba sometido a ninguna limitación, pese a encontrarse el asunto sub judice en un tribunal de justicia.

Una reciente sentencia del Tribunal Supremo británico señaló que los jueces podían utilizar las palabras expresadas por los legisladores en sus debates para interpretar las leyes resultantes.

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La speaker insinuó que esa norma no valía para un caso como el de Maastricht, ya que una injerencia judicial podría coaccionar futuros debates de suma importancia.

Boothroyd invocó la Ley de Derechos de 1689, nada menos, que para señalar que ningún tribunal podía cuestionar los debates o conclusiones de la Cámara de los Comunes.

En los argumentos de Betty Boothroyd flotaba la tesis central de los dos grandes constitucionalistas británicos del último siglo, Bagehot y Dicey, según los cuales la Cámara de los Comunes es la fuente del poder en el Reino Unido. En teoría, lo pueden todo. La palabra de la Cámara es ley, según la dominante interpretación ejecutiva de la no escrita Constitución británica.

La presidenta de los Comunes, una mujer laborista de tremendo vigor, corista y bailarina en su juventud, dejó muy claro que la High Court podía especular sobre el significado de Maastricht pero, en ningún caso, se debía cuestionar la rectitud del proceso de ratificación parlamentaria.

La declaración de Betty Boothroyd, seguramente muy sopesada y consultada con expertos, confirmó la impresión general de que el recurso legal del euroescéptico lord Rees-Mogg tenía muy pocas posibilidades de prosperar.

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