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Tribuna
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El salchichero y el cineasta

En las jornadas Audiovisual Español 93, el jefe de la distribución de Hollywood en España, Antonio Recoder, leyó una ponencia en la que invitó al cine español a renunciar a las salas y hacer películas únicamente para televisión: nada de auténticos filmes, sino sólo telefilmes y salchichas audiovisuales.Al señor Recoder le ha salido un único aliado: Ramón Colom, director de TVE, que hace una semana, en El Escorial, regaló una caricia sin precio a los que están embarcados en la colonización de Hollywood al mercado de nuestro cine: consideró que es más rentable producir un programa que emitir una película, y se mostró partidario de que los productores de cine realicen más películas destinadas exclusivamente a la televisión y reduzcan sus costes (EL PAÍS, 7 de julio de 1993).

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Rentabilidad

Cuando Colom habló de rentabilidad no se refería a rentabilidad cultural, sino a rentabilidad a secas, a negocio puro y duro, como si su sillón fuera el de Lazarov en Tele 5. Más telefilmes y películas más. baratas, lo que en los oídos del señor Recoder debió sonar a música celestial.Lo que disuena en esta música es la voz de donde procede: un funcionario que está al frente de una entidad que no puede ser medida por las leyes de la simple ganancia, sino que ha de tener siempre a la vista las más complejas, y con lógica y tiempo de amortización muy distintos, leyes de la rentabilidad cultural, que son precisamente lo que ahora se mueven tras los debates en la CE ante la ofensiva audiovisual estadounidense en el GATT.

Que la supervivencia del cine depende hoy de la televisión, es sabido. Menos, en cambio, se sabe de la existencia de la directiva comunitaria R-3 de 14 de febrero de 1986, que fija criterios destinados a que las televisiones -y no hace falta decir que en especial las públicas- apoyen en todos los países de la CE la producción específicamente cinematográfica.

Una semana después de la conferencia de Colom, en la CE -España incluida: a ello estuvieron dedicadas la última intervención de Solé Tura como ministro de Cultura y la primera de su sucesora, Carmen Alborch- se oyen más y mas voces que llaman a que crezca y se intensifique el apoyo de la televisión -y no hace falta aludir a la ejemplaridad que la pública tiene en un terreno de supervivencia cultural- a la creación de cine.

Hace años, el campeón francés de la privatización, Jacques Chirac, dijo nada menos que "el audiovisual es un asunto demasiado importante para dejarlo a merced de la iniciativa privada". Habrá que recordar el Spain is different e invertir la frase: es, en efecto, demasiado importante para dejarlo aquí a merced de la (o alguna) iniciativa pública.

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