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Crítica:JAZZ - FESTIVAL DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El futuro llega del sur

Vitoria miró hacia el sur en la inauguración de su 170 Festival de Jazz y acertó con la elección. En unos momentos cruciales para la evolución del jazz norteamericano, en los que parece que la invasión del revisionismo imperante-copa cualquier perspectiva de futuro, la llegada de brisa fresca procedente de Brasil o de la comunidad latina de Nueva York puede convertirse en el revulsivo que no sólo abra puertas sino que marque una línea de futuro.La familia musical del padrino brasileño Hermeto Pascoal y algunos de los nombres que con más fuerza, luchan por imponer la latinidad en la Gran Manzana demostraron en Vitoria que el futuro del jazz (como mínimo una parte importante) pasa por sus manos. El vendaval rítmico y colorista del sur se coló en Mendizorroza.

Hermeto Pascoal e Grupo

Tito Puente and his Golden Men of Latin JazzJames Moody, Charlie Sepúlveda, Dave Valentin, Hilton Ruiz, Andy González, Tito Puente, Mongo Santamaría, Giovanni Hidalgo e Ignacio Berroa. Polideportivo Mendizorroza. Vitoria, 13 de julio.

Pascoal y la banda reunida alrededor de Tito Puente ofrecieron dos actuaciones apabullantes, de esas ante las que es difícil (casi imposible) no reaccionar de forma entusiasta. El público que llenaba el pabellón, unas 4.000 personas, se dejó arrastrar por ese entusiasmo y el concierto acabó a las dos de la madrugada (había comenzado a las 21.45), convertido en una auténtica fiesta latina.

El inexcusable Oye cómo va, de Tito Puente, tocado con una fuerza sorprendente y coreado por los presentes, fue el broche final de una velada calurosa (por el calor de la música que no por lo que marcaba el termómetro) como pocas.

Hermeto, con un par de cambios en su grupo, presentó su música de siempre, es decir una amalgama de ritmos festivos de su tierra mezclados con el espíritu improvisativo de los hard-bopers y la búsqueda constante de nuevas sonoridades. Si añadimos su pletórica personalidad escénica, su entrañable y eterno buen humor y su habilidad con los teclados para convertir cualquier melodía en un estallido de optimismo es fácil comprender que, una vez tras otras, sus conciertos se cuenten por éxitos. Gracias a su exhuberancia rítmica y a su fuerza apabullante, el aire del Mendizorroza se llenó de un caos selvático y contagioso, durante más de una hora y media.

Una banda de lujo

En la segunda mitad Tito Puente presentó una agrupación de lujo dirigida por un Dave Valentin que, a pesar de sus constantes incursiones discográficas comerciales, aún se acuerda de tocar jazz y ¡cómo lo toca!.La banda de Tito Fluente es sencillamente arrasadora. El bajo dominante de Andy González se convierte en espina dorsal del grupo mientras las percusiones elevan constantemente el voltaje y permiten a Hilton Ruiz tumbar como un poseso, y a los sopladores volar constantemente muy alto. Extraordinario estuvo James Moody adaptándose a los ritmos latinos y espectacular el ritmo y la técnica de Giovanni Hidalgo.En más de 90 minutos de concierto se mezclaron originales con estándares jazzisticos y latinos y también algo de espectáculo circense con un entendimiento profundo de la mezcla de estas dos culturas musicales. El resultado fue incontestable y explosivo. El público abandonó Mendizorrosa con la sonrisa en los labios y el ritmo aún moviéndole los pies.El único punto negativo de la velada se lo marcó Televisión Española colocando estratégicamente una cámara sobre una grúa que se movía por el frontal del escenario, impidiendo la visibilidad y molestando constantemente, sin ningún respeto por el público que había pagado religiosamente su entrada. TVE consiguió restarle una parte de su magia a la explosión latina. Pese a ello, el concierto de Puente vino a cerrar una jornada de lujo para el debú de este Festival de Vitoria.

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