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Reportaje:UNA OBRA DE ARTE DEL GÓTICO CATALÁN

De convento de clausura a centro histórico-cultural

La instalación de parte de la colección Thyssen en el monasterio de Pedralbes revitalizará este conjunto monumental

El día 24 de septiembre, festividad de la Merced, patrona de Barcelona, se inaugurará la Sala Thyssen en el monasterio de Pedralbes. A partir de ese día, muchos visitantes, ávidos por conocer las excelencias de las 78 piezas expuestas, descubrirán, posiblemente por primera vez, que la principal obra de arte la mejor y menos conocida, es el mismo monasterio. Un monasterio que en el futuro puede convertirse en un gran centro histórico-cultural en el que tendrán cabida desde los conciertos de la Capella Reial, grupo instrumental que dirige el compositor Jordi Savall, hasta un centro de estudios medievales o varias salas de exposición de obras pertenecientes al Museo del Prado o al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). El Ayuntamiento de Barcelona quiere crear, en colaboración con la Generalitat y el Arzobispado de Barcelona, una comisión de expertos para que elabore en los próximo meses unas recomendaciones sobre las prioridades de rehabilitación del conjunto, las actividades culturales que puede acoger y las líneas de financiación adecuadas para transformarlo en un importante complejo cultural.

La "excusa" Thyssen

Para todo ello se realizará un plan director del monasterio y, seguramente, también un plan urbanístico especial para salvaguardar la zona colindante del conjunto monumental. Este plan se presentará en otoño; pero, a falta de datos precisos, la cifra aproximada que apunta el Ayuntamiento para tirar adelante el proyecto oscila entre los 2.500 y los 3.000 millones de pesetas. El monasterio es bien de interés cultural y es posible que se solicite la declaración de patrimonio de la humanidad por parte de la Unesco.Antes de que todo este proceso se ponga en marcha, los visitantes que no conozcan el monasterio tendrán una buena excusa para hacerlo con la apertura de la Sala Thyssen. Algunos puede que incluso se hagan los remolones antes de entrar en la sala de exposiciones para disfrutar del silencio y sosiego que se respira en el claustro, el mayor de Europa de estilo gótico, o se queden colgados en la pequeña capilla de San Miguel, a la que se accede desde el claustro, mirando los frescos que pintó en 1346 Ferrer Bassa, uno de los más importantes pintores medievales catalanes.

En fin, seguramente aprovecharán la visita para recorrer la sala capitular y la abadía, en la que, además de extasiarse con la arquitectura, podrán conocer las piezas -retablos, orfebrería, manuscritos, frescos...- que se exponen en estos lugares. Y ya puestos, bajarán a las procuras para conocer cómo almacenaban sus víveres las religiosas, entrarán en el refectorio, la cocina, el lavadero y, cómo no, en la magnífica y austera iglesia.

Las obras de restauración del antiguo dormitorio y la sala de la reina para transformarlas en salas de exposición de la colección Thyssen han sido, en cierta manera, la espoleta para que la ciudad descubriera uno de sus más importantes monumentos. No es que se desconociera su existencia, en absoluto, pero una de las principales características de este monasterio ha sido el permanecer en activo durante casi siete siglos, por lo que hasta hace unos diez años sólo las monjas de clausura de la orden de Santa Clara que lo habitaban y otros pocos afortunados han podido disfrutarlo.

Lo cierto es que en los años cincuenta el claustro y la iglesia se abrieron al público los domingos, pero hasta 1983 no se pudo visitar diariamente como un monasterio museo. Todo nació a raíz de un convenio que firmaron en 1972 la comunidad de religiosas y el Ayuntamiento de Barcelona mediante el cual éstas alquilaban el edificio para usos museísticos al municipio, que, a cambio, les construyó un nuevo convento adosado al conjunto gótico, al que se mudaron en 1983.

Acabó entonces una parte importante de la historia de este edificio, que empezó hace 665 años, cuando la reina Elisenda de Montcada (1293-1364), tercera esposa de Jaume II de Cataluña y Aragón, decidió comprar unos terrenos en la villa de Sarriá -hoy uno de los barrios de Barcelona- para construir allí un convento monasterio para las monjas franciscanas y un palacio anexo en el que pudiera retirarse al enviudar, cosa que sucedió al año siguiente. Las obras fueron tan rápidas que en 1327 ya se pudo consagrar la iglesia. El real monasterio de Santa María de Pedralbes, realizado por arquitectos desconocidos en el austero gótico catalán de la época, se fue ampliando en etapas sucesivas, aunque la estructura original se ha mantenido prácticamente intacta.

Al contrario de lo sucedido con otros monasterios de la época, el de Pedralbes no fue saqueado, derruido o quemado a lo largo de la accidentada historia de estos siglos. Las monjas lo abandonaron en cinco ocasiones por motivos bélicos -la primera durante la invasión francesa y la última en julio de 1936-, pero siempre fue por poco tiempo. Tiene, pues, la doble característica de haber cumplido siempre la finalidad para la que se construyó y la de estar relativamente bien conservado.

Hasta ahora, el Ayuntamiento de Barcelona ha invertido 878 millones de pesetas en la rehabilitación de 6.600 metros cuadrados del monasterio. Las reformas, realizadas por los arquitectos Pere López Iñigo y Josep Maria Juliá, han afectado a diferentes dependencias del monasterio -segundo piso del claustro, abadía, etcétera...-, si bien se han centrado en el ala del dormitorio, donde se ha construido un nuevo paso para que las monjas puedan deambular entre su convento y la iglesia -antes utilizaban la parte inferior del forjado de la actual Sala Thyssen-, y se ha acondicionado el antiguo dormitorio como sala de exposiciones.

Las obras finalizaron hace un año y el pasado 1 de junio se inició la colocación de las 78 obras de la colección Thyssen (60 del Estado y 18 propiedad de empresas vinculadas a la familia Thyssen) que se exhibirán en esta sala, ahora sí, de forma permanente. El grueso de la colección lo integra pintura italiana, la que más ha influido en el arte catalán, desde el medievo hasta el barroco tardío. La parte más importante son 17 pinturas de primitivos italianos, entre las que destaca la tabla La Virgen de la humildad (1433-1435), de Fra Angélico. Entre los pintores representados figuran, entre otros, Lorenzo Monaco, Taddeo Gad ziano, Canaletto, Salomon dael , Velázquez, Rubens, Muelich y Tintoretto.

La sala podrá visitarse a partir de septiembre -las entradas de la exposición y del monasterio costarán 300 pesetas, respectivamente, aunque halbrá una entrda combinada por 500 pesetas-, alrededor de estas fechas se dará a conocer el plan director del conjunto monumental.

El Ayuntamiento no ha perdido de vista que es un arrendador y que la propliedad del edificio es de la comunidad religiosa, comenta Jordi Carrió, comisionado del Ayuntamiento de Barcelona para el complejo de Pedralbes. "Por otra parte, es un monumento histórico-artístico de interés nacional, por lo que el Ayutamiento cree necesario que, como ha pasado hasta ahora, cualquier proyecto de futuro se haga con la participación de la Generalitat y el Arzobispado de Barcelona".

Por esta razón, Carrió es muy cauto a la hora de hablar del futuro: "Lo principal es el respeto a la propia arquitectura del conjunto y al valor cultural que tiene el hecho de que hay una comunidad religiosa que sigue habitándolo". En el futuro está previsto rehabilitar unos 20.000 metros cuadrados del conjunto, pero la prioridad básica, según Carrió, es el ala de enfermería, cerrada al público debido a la degradación de la arquitectura del segundo piso del claustro.

En esta ala puede instalarse un centro de estudios medievales, en la tercera planta del claustro, y en las dos inferiores, sendas salas de exposiciones. Estas podrían acoger desde obras pertenecientes a los fondos no exhibidos del Museo del Prado -siempre que haya acuerdo entre el Ayuntamiento y la pinacoteca- hasta parte de las obras de arte gótico del Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Para iniciar las actividades no hace falta finalizar la reforma, ya que lo más importante, el recorrido del edificio en sí mismo, está asegurado. "Ahora ya estamos trabajando, de acuerdo con Jordi Savall y la Fundación Thyssen, en un programa de conciertos de la Capella Reial que se iniciará en septiembre con el título provisional de Músicas de Europa". Los conciertos se celebrarán en la iglesia o, según la estación, en la plaza exterior del monasterio, el claustro o la misma Sala Thyssen.

Un plan especial de urbanismo para la zona salvaguardará el entorno del monasterio de agresiones externas y mantendrá el delicado ecosistema que ha convertido el complejo monumental en un microcosmos por el que no han pasado los siglos.

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