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Fuertes protestas contra Noruega por su decisión de volver a cazar ballenas

La decisión noruega de reanudar la caza de ballenas "con fines científicos" ha sido recibida con fuertes protestas de las organizaciones ecologistas y de la Comisión Ballenera Internacional (CBI). El anuncio de que durante el verano comenzará también la caza comercial, ha subido el tono de dichas protestas. La semana pasada, cuatro barcos balleneros se hicieron al mar desde lugares que fueron mantenidos en secreto para evitar la acción de grupos contrarios a esta decisión. Su objetivo: capturar 136 ballenas mink en el Atlántico Norte.

El tipo de investigación que implica esta supuesta caza científica carece de relevancia, según portavoces de la CBI. La especie que se volverá a cazar es la ballena mink, o rorcual aliblanco (la más pequeña de las grandes ballenas).Los argumentos contrarios a la decisión de Noruega son de diverso tipo, y los de mayor peso sostienen que la caza debe prohibirse en virtud del riesgo de exterminio de la especie. Esta tesis es refutada por los noruegos, que muestran cifras que prueban lo contrario. El Gobierno noruego considera que la existencia de 86.700 rorcuales permite la captura de hasta 800 cetáceos anuales sin que por ello peligre la especie.

Métodos crueles

El otro argumento es sostenido principalmente por las organizaciones de protección de los anímales y se refiere a la crueldad de los métodos utilizados, que en algunos casos prolongan demasiado la agonía del animal.Durante la caza con fines científicos efectuada en 1992, el 50% de las ballenas murió instantáneamente por el estallido de granadas, mientras que el 42% lo hizo en el lapso de 10 minutos y un 8% tardó casi media hora en morir.

En una reunión informal celebrada el pasado mes en Estocolmo por la CBI, el delegado noruego anunció la decisión de comenzar también la caza comercial de ballenas el próximo verano y dijo que si no encontraba comprensión entre los miembros de la comisión su país estaba dispuesto a abandonar el organismo internacional en la próxima reunión de este organismo, que se celebrará en mayo en Kioto (Japón).

El derecho de Noruega a la caza de la ballena es una reivindicación nacional que ha adquirido tintes de alta política. Recientemente fue defendida por el propio rey Harald V en una entrevista en la televisión finlandesa.

Las reacciones tampoco han sido comedidas. Ya han empezado los bloqueos a productos noruegos en el extranjero y las críticas al Gobierno laborista de Gro Harlem. Greenpeace ha pedido que se bloquee cualquier negociación para la entrada de Noruega en la Comunidad Europea si no retira su ataque contra estos cetáceos. Las lecherías Tine, en la ciudad de Bergen, recibieron 17.000 cartas de protesta de clientes de Estados Unidos que amenazan con no consumir más sus artículos si Noruega no da marcha atrás.

Greenpeace acusa al partido laborista de querer recuperar votos en el norte del país con esta medida: "Las razones son electoralistas, no científicas ni de gestión de pesquerías".

Japón también se opone a que continúe la moratoria que en 1985 instauraron los 38 países miembros de la CBI. Francia, en una posición completamente opuesta, es la principal defensora de que se cree un santuario de ballenas en el Océano Antártico, principal área de captura científica de estos cetáceos para Japón. Este país cazó 330 rorcuales en esta zona "con fines científicos" durante su última campaña, que ha durado cinco meses y terminó la pasada semana.

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