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Dulce María Loynaz llega a España con la intelectualidad oficial cubana

La poetisa, de 91 años, recogerá el Premio Cervantes el viernes

La poetisa cubana Dulce María Loynaz (91 años), ganadora del Premio Cervantes 1992, pisó suelo español a las 8.30 horas de ayer, después de 35 años de ausencia, para recoger el próximo viernes el máximo galardón de las letras españolas. Loynaz dijo, a su llegada a Madrid: "A pesar de haber pasado tantos años, no he olvidado España". Loynaz viajó acompañada por el poeta y diputado Miguel Barnet, el novelista Pablo Armando Fernández y Eusebio Leal, director del Museo de la Ciudad de La Habana.

La autora de Versos de agua, toda de negro, con ligeros guantes de seda y un largo abrigo, apareció muy derecha y por su propio pie en la sala de autoridades del aeropuerto de Barajas, ayudada por el director general del Libro, Federico Ibáñez, que acudió a esperarla al pie de la escalerilla del avión, y por Isoli a de Aragón, su médica particular. Acompañada por la intelectualidad oficial cubana, minutos antes había rechazado una silla de ruedas.Entre los que han viajado con la escritora especialmente para este acto se encuentran el novelista Pablo Armando Fernández, que fue jurado del Premio Cervantes; el poeta y diputado Miguel Barnet, y Eusebio Leal, director del Museo de la Ciudad de La Habana. En la sala la esperaba un nutrido grupo de diplomáticos cubanos, encabezados por el embajador de La Habana en Madrid, Luis Méndez Morejón. La poetisa comentó a su llegada: "A pesar de haber pasado tantos años, no he olvidado España". Respirando hondo y preguntada por el frío aire mañanero de Madrid, dijo con una discreta sonrisa: "Hay un dicho en Cuba que dice: "El aire de Madrid no apaga una vela, no apaga un candil, pero apaga una vida en un dos por tres".

Del silencio absoluto y con sorpresa surgió el nombre de Dulce María Loynaz en la lista de candidatos de la última edición del Premio Cervantes, pero inicialmente nadie apostaba por su candidatura. Para sobresalto de los enterados y contra pronósticos, el jurado optó por la poetisa habanera, una escritora que no publica desde hace más de 30 años y que se ha mantenido en un obstinado silencio desde 19591 recluida en su casa del barrio del Vedado, en La Habana.

Ediciones y reediciones

Desde el pasado mes de noviembre, en que se le concedió el premio, han llovido las ediciones españolas de sus obras de poesía y de su única novela, Jardín, escrita en 1935 y publicada 20 años después. Solamente una edición en España preconizó meses antes este renacimiento editorial: la reedición en fascímile de Un verano en Tenerife (1958), un curioso libro de viajes que publicara en Aguilar, su casa editorial de entonces, y que la propia escritora considera su mejor obra.Espasa-Calpe acaba de publicar una antología de su poesía, seleccionada y comentada por María Asunción Mateo.

Coincidiendo con los actos de entrega del Premio Cervantes, dos exposiciones permitirán al público de Madrid acercarse a la figura de Dulce María Loynaz y la cultura habanera de sus años de esplendor. En la Galería Americana de la Casa de América, a partir del 28 de abril y hasta finales de mayo, se exhibirán manuscritos, pinturas, objetos personales y fotografías de la poetisa.

Por otra parte, en la Universidad de Alcalá de Henares una exposición de 36 cuadros de pintores cubanos recreará el paisaje urbano de La Habana bajo el título De la ciudad de las columnas, con piezas, entre otros, de Eduardo Abela, Ángel Acosta-León, Servando Cabrera Moreno, Victor Manuel García y Amelia Peláez, todos ellos figuras capitales de la vanguardia fundacional de la pintura moderna en Cuba.

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