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El régimen cubano llama a "resistir" pero introduce reformas económicas

Cuba ha comenzado el nuevo ano cargada de señales contradictorias. Por un lado, las autoridades comunistas sostienen que la única alternativa es "resistir" y hacer válida la consigna de "socialismo o muerte". Por otro, se introducen reformas económicas que, aunque tímidas, eran un tabú hasta hace poco tiempo.La playa turística de Varadero, es un ejemplo. El régimen autorizó a los 17.000 cubanos que trabajan allí a quedarse con las propinas en dólares y a comprar con ellos productos occidentales. En un mal día obtienen el doble de lo que gana un catedrático. "Es un primer paso, pues quizá a partir de ahora otros profesionales puedan cobrar también en moneda dura", decía a este diario un escritor cubano cuyos derechos de autor sobrepasan los 20.000 dólares, pero que no ha querido cobrar, pues ahora los recibiría en pesos cubanos.

Pero mientras Varadero es un paraíso para sus habitantes, los muros de La Habana vieja rebosan de consignas como "Aquí no se rinde nadie", "Fidelidad" o "100% cubano". El autor intelectual de estas consignas es el primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas, Roberto Robaina. Robaina, de 37 años, es conocido por su hablar campechano y su forma desenfadada de vestir y pensar.

Robertico, como es conocido en toda la isla, es una muestra de este 1993 contradictorio en Cuba. El martes, el Consejo de Estado, máximo órgano de poder mientras no se reúne el Parlamento, lo designé ministro de Relaciones Exteriores.

La decisión dejó perplejo al cuerpo diplomático y sorprendió a la inmensa mayoría de los funcionarios cubanos, pues pese a su trayectoria meteórica -en 1986 ingresó en el Comité Central y en 1991 al Buró Político del Partido Comunista de Cuba- era considerado como un buen dirigente juvenil, pero no un experto en relaciones internacionales.

Su nombramiento chocó todavía más debido a que sustituyó a un verdadero peso pesado: Ricardo Alarcón, un hombre que llevaba 30 años trabajando en el Ministerio de Relaciones Exteriores, 12 de los cuales lo hizo representando a su país en la ONU. Alarcón fue elegido presidente del Parlamento el pasado 15 de marzo, cuando esta institución estrenó nueva legislatura.

Pero las señas ambiguas que la revolución cubana envía en estos momentos de profunda crisis económica y escasez generalizada van mucho más allá. La antigua misión comercial soviética de La Puntilla, al comienzo del barrio de Miramar, ya no exhibe a su entrada el busto de Vladímir Ilich Lenin.

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Tras la desaparición de la URSS, el imponente edificio de 2.000 metros cuadrados pasó a manos de la empresa Cubalse, una empresa que da servicio a los diplomáticos y residentes extranjeros que viven en la isla. Nada más cambiar de manos, un grupo de obreros cubrió con maderas el busto y de noche fue levantado con un martillo hidráulico. Nadie lo vio, pero a la mañana siguiente ya no estaba allí.

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