_
_
_
_

El puntillero iba de matador

Lo que le faltaba a la lidia de los toros inválidos: el puntillero en funciones de matador. Uno de los novillos murió de cachetazo y a otros dos les faltó tanto así para lo mismo. Los dos primeros que saltaron a la arena no andaban muy católicos, el tercero trastabillaba con sólo mirarlo y los tres restantes ya fueron, sin disimulos ni reservas, carne de puntillero. El cuarto se desplomó durante la faena de muleta y murió a golpe de puntilla. El quinto se caía continuamente y estuvo a punto de repetirse la suerte, pero izado por el rabo mediante esforzada tracción banderillera, se puso a embestir pastueño. El sexto se derrumbó y no había manera de moverlo, hasta que sintió en el testuz la mordedura traicionera de la puntilla y se incorporó presto. Sólo por unos instantes: los justos para que Ricardo Ortiz lo rematara de un espadazo.Qué les sucedía a los novillos no podía saberse en la plaza, ni seguramente se sabrá nunca, porque tienen decidido los taurinos que la caída de los toros es un misterio insondable. La ciencia no vale para esto. En la reciente Feria de Valencia se lidiaron unas 60 reses, de las cuales más de 50 estaban inválidas, y ninguna autoridad se preocupó de averiguar las causas. Los toros se caen, qué se le va a hacer; qué penita y qué dolor; nadie tiene la culpa, nadie es responsable. Y la fiesta sigue. Sin arte, sin emoción, sin toro; sin nada que justifique todo ese montaje de cuadrillas, picadores con bota hierro y desmedido lanzón, encaramados en jamelgos inexpugnables; tercios, suertes, clarines; tararí, las puyas; tararí, las banderillas; tararí, los derechazos. Nada, en fin, que justifique lo que llaman lidia, y menos aún la existencia de un espectáculo tan bochornoso.

Sorando / Díaz, Núñez, Ortiz

Cinco novillos de Román Sorando (uno fue devuelto por inválido), discretos de presencia, en general de media casta, varios inválidos; 4º hubo de ser apuntillado. 6º sobrero de Veiga Texeira, bien presentado, inválido. Joaquín Díaz: media (algunas palmas); 4º apuntillado por inválido (silencio). Rodolfo Núñez, de Madrid, nuevo en esta plaza: dos pinchazos -aviso-, estocada y descabello (silencio); media y descabello (aplausos y también protestas cuando saluda). Ricardo Ortiz, de Málaga, nuevo en esta plaza: dos pinchazos, estocada perdiendo la muleta -aviso- y descabello (palmas); cachetazo del puntillero que levanta al novillo inválido y estocada corta (silencio). El público abroncó al presidente, Luis Torrente, y arrojó almohadillas al ruedo al terminar la función.Plaza de Las Ventas, 28 de marzo. Dos tercios de entrada.

Si el toro está inválido, la lidia o es una farsa o es una carnicería intolerable, según se mire lo que llaman fiesta. Aunque probablemente sea ambas cosas a la vez: una farsa carnicera. Tres novilleros pretendían lucir sus capacidades artísticas en el histórico ruedo venteño y quedaron reducidos a comparsas en la sangrienta farsa. Joaquín Díaz instrumentó algunos pases con el gusto que ya se le conocía de anteriores comparecencias, mientras los dos debutantes quedaban casi tan inéditos como antes de hacer el paseíllo.

Rodolfo Núñez trasteó movido al novillo enterizo, y al inválido le hilvanó naturales suaves, aprovechando que el animalito se había incorporado milagrosamente y embestía pastueño. Ricardo Ortiz ganó terreno en los lances a la verónica, reunió discretos pares de banderillas y muleteó aseado al novillo que se mantenía en pie. Al que se mantenía tumbado, en cambio, lo banderilleó sin ajuste y hubo de limitarse a matarlo después de la intervención del puntillero. El mundo al revés: primero el puntillero, luego el matador. 0 sea, que el puntillero iba de matador, y el matador, de puntillero. La fiesta se renueva a fondo. Un paso más, y cualquier parecido con aquel llamado arte de Cuchares, será pura coincidencia.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_