Los pacientes de sida no tendrán límites en sus prestaciones, afirma Griñan

"Un enfermo crónico de sida no va a tener ninguna limitación en las prestaciones farmacéuticas", dijo ayer, en Santiago de Compostela, el ministro de Sanidad, José Antonio Griñán.El ministro defendió la necesidad de este gasto por su 'función de solidaridad" y proclamó que actualmente, los afectados de sida abonan el 40% de los medicamentos, pero el Congreso de los Diputados instó la pasada semana al Gobierno a que incluya a esos pacientes en el colectivo de enfermos crónicos. Éstos abonan el 10% del coste del fármaco, con un tope máximo de 400 pesetas.

Las medidas para mejorar la asistencia sanitaria a los enfermos de sida centraron la reunión que mantuvo ayer en Santiago el Consejo Interterritorial de Sanidad, a la que asistieron el ministro, los consejeros de las 17 comunidades autónomas y el director general de Asuntos Sanitarios de la Comisión Europea, Segismundo Crespo.

Según Griñán, es necesario que los seropositivos reciban asistencia en los hospitales, en los ambulatorios y en sus propios domicilios, como ya ocurre en algunos casos. "El tratamiento de esta enfermedad es más un problema de batas blancas que de tecnología. Los enfermos necesitan sobre todo trato humano", indicó el ministro.

Contra la opinión de algunos expertos, Griñán no cree que el Gobierno español haya bajado la guardia en la lucha contra el sida. Incluso recordó que en los últimos años ha descendido el número de personas que se contagian al inyectarse droga por vía intravenosa y destacó el "esfuerzo importante" del Plan Nacional contra el Sida, en el que se invierten 30.000 millones de pesetas anuales.

Campaña consensuada

En la reunión, el ministro y los consejeros estudiaron también la campaña de prevención de la enfermedad, que se pondrá en marcha el próximo día 22. Griñán afirmó que existe "un amplio consenso" sobre el contenido de esta campaña entre las administraciones y los colectivos ciudadanos, e insistió en que el Gobierno, ha ofrecido a la Iglesia la posibilidad de difundir sus propios mensajes. "La Iglesia propone la castidad, y es cierto que eso también supone un modo de prevenir", señaló el ministro, quien matizó que el Gobierno está obligado a proponer otros medios para evitar el contagio porque las recomendaciones eclesiales de abstinencia sexual no se cumplen "en la vida real".Griñián afirmó que la campaña, que tendrá el lema Vamos a parar el sida, evitará los eslóganes e intentará sobre todo ofrecer "información verdadera", para evitar que entre la población cunda "el miedo y la insolidaridad".

"Los 350 millones de pesetas destinados a la campaña son", a juicio del ministro, "poco dinero para lo que dará de sí y los efectos multiplicadores que tendrá".