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Esperando a Papá Noel

La ayuda aérea a Bosnia sólo será eficaz sí EE UU asume riesgos, según los expertos

Miguel González

El suministro de ayuda humanitaria por vía aérea a las poblaciones cercadas de Bosnia-Herzegovina, que EE UU se propone iniciar a finales de esta semana, es una operación compleja, costosa y arriesgada, según expertos militares españoles. El peligro de la misión no puede eludirse, agregan, si de verdad se pretende que la ayuda llegue a sus destinatarios.Los expertos no dan crédito a la posibilidad, como se ha sugerido en Washington, de que los aviones Hércules lancen su cargamento de ayuda desde una altura de 3.000 metros con el fin de evitar un posible ataque de armas antiaéreas, ya que la mayor parte de esta ayuda quedaría fuera del alcance de la población a la que se desea socorrer.

"Si se dejara caer la ayuda desde 3.000 metros, no sería una operación de lanzamiento de carga, sino una especie de Papá Noel echando regalos a ver quién los recoge", afirma un militar español con experiencia en estas misiones. "No existe un cálculo de pérdidas de carga a esa altitud, ni siquiera está previsto en los manuales", explica.

El lanzamiento de carga es un ejercicio habitual en la Fuerza Aérea española, que utiliza aviones C-130, los mismos que serán empleados por EE UU. Para que la misión tenga éxito, deben cumplirse determinados requisitos: el lanzamiento se efectúa a una altura aproximada de 1.000 pies (300 metros) y a una velocidad de 120 a 125 nudos (200 kilómetros por hora).

Si el viento no es demasiado fuerte y las condiciones de visibilidad son buenas, puede lograrse un alto nivel de precisión y situar la mayor parte de la carga en un radio de 30 metros alrededor del punto elegido, aunque siempre hay que prever la pérdida de un 5% del material.

A mayor altura, "la dispersión de la carga resulta inaceptable y el enemigo, sin duda., me dará las gracias". A menor altitud, puede faltar tiempo para que actúen los paracaidas de los contenedores. Tampoco pueden hacerse lanzamientos a más velocidad, pues la rampa no podría mantenerse bajada y los paracaidas se romperían al abrirse.

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Un minuto de alto riesgo

Los aviones Hércules, que probablemente saldrán de las bases de EE UU en Alemania (Ramstein o Rehin-Main), deberán reducir su altura y velocidad para efectuar una pasada sobre el punto elegido para depositar la carga: un descampado llano y accesible, de forma que los contenedores no se destrocen al caer, ni causen daños en personas o edificios, ni queden fuera del alcance de sus destinatarios. Los Hércules, que pueden lanzar hasta 14 toneladas en total, descargan de una sola vez, soltando el seguro que retiene los contenedores, normalmente de aluminio, y dejando que se deslicen por unos carriles y salgan del avión por la rampa.

Durante el minuto aproximadamente que dura la maniobra, "eres un pajarito al alcance de quien quiera cazarte". A 300 metros, el Hércules es vulnerable incluso al disparo de un Kalashnikov, capaz de perforar su fuselaje. Las ametralladoras antiaéreas del ex Ejército federal yugoslavo tienen un alcance de 1.500 metros y los cañones, unos 4.500. Un misil SAM-7, utilizable por un sólo hombre, llega a los 3.500.

Frente a estas amenazas, el Hércules no tiene posibilidad de respuesta. Sus únicas defensas son un alertador de peligros, que le advierte cuando ha sido iluminado por un radar enemigo, para que intente cegarlo electrónicamente o para que inicie una maniobra de evasión, y bengalas para engañar a los misiles dirigidos por infrarrojos.

Los cazas del portaviones John F. Kennedy, que se ha especulado que podrían escoltar a los Hércules, no servirían frente a un ataque con armas ligeras o unipersonales. La verdadera defensa del C-130 es su capacidad de supervivencia: puede volar con sólo dos motores de los cuatro que lleva y tiene duplicados todos los sistemas. "Es fácil darle, pero dificil derribarlo".

Un problema añadido de la operación de ayuda en Bosnia es la falta de apoyo en tierra: los sistemas del Hércules le permiten conocer la dirección y fuerza del viento cerca del avión, pero no a ras de suelo, lo que puede dispersar el lanzamiento de los contenedores.

El apoyo exterior también resulta insustituible si hay que efectuar lanzamientos nocturnos, pues la colocación de bengalas en el lugar elegido es la única forma de localización fiable.

El suministro por vía aérea es un último recurso, cuando han fallado todos los demás, no sólo por su peligrosidad, sino también por su alto coste", según los expertos. Tanto en Dien Bien Phu (Vietnam), en 1954, como en el Kurdistán, en 1991, Francia y EE UU realizaron operaciones de este tipo, pero su eficacia fue, cuanto menos, discutible.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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