Los embajadores de Libia y la OLP logran la liberación de las dos monjas españolas
La intercesión del embajador de Libia, Rajib Abdullaziz Azaruz, y de un representante de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Musa Odeb, permitió ayer de madrugada la liberación, sanas y salvas, de las dos monjas carmelitas españolas, Fátima Uribarren y Julia Foraster, secuestradas hace tres semanas en Jolo (Filipinas) por un grupo escindido de la guerrilla musulmana Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN).
"No puedo expresar mis sentimientos, estoy desorientada", fueron las primeras palabras de la hermana Fátima Uribarren, alavesa de 38 años, cuando abrazaba a monjas y sacerdotes en el primer puesto de control militar cerca de Jolo, en el archipiélago de Sulu, a 950 kilómetros al sur de Manila."Estoy feliz porque durante 20 días no supe lo que iba a ocurrir con nosotras", añadió Fátima. El ministro filipino del Interior, Rafael Alunan, confirmó los temores de las monjas al declarar a Efe que la vida de las cautivas corrió peligro en un determinado momento que rehusó especificar.
Aunque no cometieron ningún abuso contra sus apresadas, los secuestradores amenazaron a Fátima con trasladarla al Estado de Sabah (Malaisia), donde, dijeron, la obligarían a casarse con un ex guerrillero musulmán, pero hasta ahora se ignoraba que llegaran a estar en peligro de muerte.
Ambas carmelitas parecen haber sacado consecuencias de esta desagradable experiencia. Justo antes de embarcar en un avión militar que las transportó desde Jolo a la base aérea de Villamor, en las afueras de Manila, Julia Foraster, de 63 años, declaró: "Me da miedo seguir aquí. Aunque quiero seguir en Jolo, no puedo".
Fátima y Foraster se despidieron de Jolo, donde trabajaban en una leprosería, dando las gracias a las autoridades filipinas, al FMLN y a los embajadores árabes. Los disidentes de la guerrilla, que, según el Ejército, se dedican al bandidismo, entregaron hace unos días a las cautivas al FMLN, y éste, a su vez, las puso en manos de Azaruz y Odeh. El presidente de Filipinas, Fidel Ramos, agradeció a los diplomáticos su mediación.
Alunan aseguró también que "no ha sido pagado un solo centavo a los secuestradores". "No se ha pagado un rescate", insistió, y las monjas y autoridades eclesiásticas confirmaron esta versión. Los secesionistas del FMLN pidieron inicialmente 9,2 millones de pesetas, pero después rebajaron sus pretensiones a 2,7 millones para "gastos de mantenimiento". El FMLN ha reducido en los últimos años su actividad guerrillera, pero aun así las autoridades filipinas no acaban de controlar el archipiélago de Sulu, poblado por musulmanes.
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